Carta de despedida a Pepe Noguera Montañana, mi maestro… una gran persona
Jueves, 18 de febrero de 2016 | e6d.es
• Ha fallecido Pepe Noguera, uno de los profesionales relevantes que ha tenido la hostelería en Alzira
Hace unos días despedíamos a una gran persona, un gran profesional de la hostelería, Pepe Noguera. Suele pasar que cuando fallece alguien es cuando realmente notas el aprecio que la gente le tiene, y eso lo pude comprobar durante el entierro de Pepe. Gran cantidad de amigos pasaron por el tanatorio y después por el Cementerio Municipal de Alzira, todos ellos sólo tenían en común una cosa, la estima que procesaban a este buen hombre.
El motivo de mi carta es despedirme formalmente de la persona a la que considero que fue mi maestro, aquel que hizo que yo aprendiese esta bendita profesión de la hostelería, por cierto tan devaluada en estos momentos.
Pepe y yo coincidimos en el Bar Monterrey de Alzira en 1971. Aquel establecimiento situado en el centro de la Plaza Mayor, por entonces del Caudillo, era un punto de reunión de muchos alzireños. Pepe me enseñó una cosa muy importante, el trato amable con los clientes. Él era un perfecto psicólogo, sabía lo que necesitaba cada uno de ellos, les escuchaba, esto que parece una tontería les puedo asegurar que no se enseña en ninguna universidad y Pepe era un auténtico maestro en estas artes.
Nuestra relación de amistad no era de las que necesitaba un contacto directo, ni una llamada de teléfono constante, él y yo sabíamos que cada uno estaba en su sitio, en su trabajo, con su cotidianeidad.
Era un gran profesional, durante muchos años regentó la Cafetería El Greco, todos creían que el negocio era suyo, por eso cuando un buen trabajador hace suyo el puesto de trabajo pasan estas cosas.
Años más tarde dejó la hostelería para dedicarse al alquiler de sillas, mesas y complementos para todo tipo de eventos.
Hace unos días el bueno de Pepe hizo lo que él tenía por costumbre, ir a tomar un buen almuerzo a un bar,
minutos después y tras una indisposición nos dejaba para siempre Pepe Noguera, a quien Dios le guarde para siempre y yo tendré en mi memoria.
Tuvo una despedida como un gran personaje, ya que en los instantes finales de la ceremonia de despedida sonó una canción de Louis Armstrong, uno de sus ídolos. Unos instantes antes, don Ricardo Bellver, el farmacéutico, dijo unas emotivas palabras: “A las personas se las recibe como aparentan y se las despide como son”.
Amigo Pepe, gracias por todo aquello que me has dado sin tú ni siquiera saberlo. Descansa en Paz.
El motivo de mi carta es despedirme formalmente de la persona a la que considero que fue mi maestro, aquel que hizo que yo aprendiese esta bendita profesión de la hostelería, por cierto tan devaluada en estos momentos.
Pepe y yo coincidimos en el Bar Monterrey de Alzira en 1971. Aquel establecimiento situado en el centro de la Plaza Mayor, por entonces del Caudillo, era un punto de reunión de muchos alzireños. Pepe me enseñó una cosa muy importante, el trato amable con los clientes. Él era un perfecto psicólogo, sabía lo que necesitaba cada uno de ellos, les escuchaba, esto que parece una tontería les puedo asegurar que no se enseña en ninguna universidad y Pepe era un auténtico maestro en estas artes.
Nuestra relación de amistad no era de las que necesitaba un contacto directo, ni una llamada de teléfono constante, él y yo sabíamos que cada uno estaba en su sitio, en su trabajo, con su cotidianeidad.
Era un gran profesional, durante muchos años regentó la Cafetería El Greco, todos creían que el negocio era suyo, por eso cuando un buen trabajador hace suyo el puesto de trabajo pasan estas cosas.
Años más tarde dejó la hostelería para dedicarse al alquiler de sillas, mesas y complementos para todo tipo de eventos.
Hace unos días el bueno de Pepe hizo lo que él tenía por costumbre, ir a tomar un buen almuerzo a un bar,
minutos después y tras una indisposición nos dejaba para siempre Pepe Noguera, a quien Dios le guarde para siempre y yo tendré en mi memoria.
Tuvo una despedida como un gran personaje, ya que en los instantes finales de la ceremonia de despedida sonó una canción de Louis Armstrong, uno de sus ídolos. Unos instantes antes, don Ricardo Bellver, el farmacéutico, dijo unas emotivas palabras: “A las personas se las recibe como aparentan y se las despide como son”.
Amigo Pepe, gracias por todo aquello que me has dado sin tú ni siquiera saberlo. Descansa en Paz.
Eduardo Castillo