Qué concursos y eventos gastronómicos quedan con vida tras la galerna de la crisis? Curiosamente se mantienen los más viejunos, con una salud envidiable. Sueca y Gandía sobreviven a base de buscarse la vida con autofinanciación y patrocinadores privados. La Fideuà de Gandía está a punto de cumplir cuatro décadas y el otro certamen, el suecano, sobrepasa con creces la cincuentena.
Se acabó el pastel que alimentaba la vanidad de pequeñas localidades como Villalonga con su Blat Picat o el Llutxent del arrós caldós. También tuvieron su minuto de gloria otras poblaciones como Enguera y su gazpacho, Lliria y su Arrós amb Bledes, Torrent y L'Arrossejat... etc... etc...
Dènia, por ejemplo fue más lista, dejó el popular concurso de Arrós a banda, mantenido a golpe de talonario por los empresarios hosteleros, ayudados con una pírrica aportación institucional, para reinventarse con su producto estrella, la gamba, y así triunfar mejorando su imagen. Pero este es un caso aislado, como Benidorm que desde hace mucho tiempo tiene claro como hay que promocionar el turismo. No es de otra manera que cualificando a los profesionales y mantenerse alejada de verbenas. Cada año ejemplifica su manera de entender la promoción turística como marca propia en FITUR sin utilizar otros soportes que ofrece la Comunitat Valenciana o la provincia de Alicante. Ellos van a la suya, aunque les cueste más dinero, porque al final compensa.
Aún se me revuelven las tripas al pensar en la insultante cantidad de dinero que se llevó de las arcas públicas el prócer de los congresos gastronómicos y su pandilla. ¿Por qué a nadie se le ha ocurrido aún investigar ese Nóos arrocero, o las Raves populares de Feria Alicante? Aseguran mis fuentes que todo está kaput, que no hay un duro para alpiste de pajarracos. Eso está bien, porque si hubiera pasta para bailes de salón cuando no hay para lo esencial, pues tendríamos un agravio más hacia la maltrecha ciudadanía. ¡Ay Valencia de mi crepiné...!
También cuentan por ahí que alguna pescadilla gorda saltará por los aires mordiéndose la cola cuando se hagan públicas sus facturas en condumios. Me alegraré, ya está bien de despilfarro. No todos han puesto el freno en los gastos como nos quiere hacer creer la administración. También bailaré la jota cuando dejen de editar facsímiles millonarios en las exposiciones promovidas por IVAM el terrible. Oiga usted! Que no tiene ningún sentido en la era digital, ni hacer catálogos de muebles impresos, ni plasmar sobre papiro fotocopias de los lienzos expuestos con un apócrifo saluda de Nefertiti.
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