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En los archivos municipales de Algemesí se conserva documentación que constata la organización de festejos taurinos ya en el siglo XVII, aunque todo hace pensar que éstos venían celebrándose desde mucho tiempo antes. Dos son las pistas que lo indican. La primera que uno de esos documentos referencia la "construcción del tradicional corro (chiqueros)...", y de todos es sabido que la palabra tradicional implica muchos años de establecimiento. La otra que Algemesí contaba con dos "bovalares", una concesión real otorgada en la Edad Media. El bovalar era un terreno con uso exclusivo de dehesa que era ocupado por distintos tipos de ganado en trashumancia. Cuando el cabildo lo arrendaba para el pasto de toros y vacas contrataba con el ganadero, además del pertinente pago en metálico, la cesión de los animales más cerriles para las fiestas del pueblo.
No es de extrañar entonces, que la tradición taurina esté tan arraigada en Algemesí, una feria que tomó un primer impulso con el levantamiento de una plaza única construida desde finales del siglo XIX únicamente con maderas, cuerdas y clavos y que hoy continua fiel a los mismos materiales, aunque la importancia del serial fue definitiva tras finalizar la guerra civil, cuando la Comisión Taurina comenzó a contratar a los mejores novilleros del panorama internacional.
Desde siempre el número de festejos dependió del momento económico que atravesaba la población, pues el presupuesto para celebrar la feria dependió del montante recaudado en una subasta que hoy sigue celebrándose y que otorga los puestos de la plaza a los mejores postores. La manida crisis económica que nos azota ha provocado que el resultado de la subasta de este año haya sido el más bajo del último decenio, y aún así la Comisión Taurina ha sabido cargar de alicientes un ciclo que, no solamente no ha bajado su oferta, sino que ha incrementado en uno el cómputo final de espectáculos. Seis novilladas picadas, tres sin picadores y un festejo de rejones completan el serial de este año. En él estará presente una interesantísima representación del escalafón novilleril y varias de las mejores ganaderías del campo bravo.
La promoción a gran escala puede ser el pequeño empujón que le falte a esta singular fiesta para convertirse en todo un referente, y la retransmisión por Canal Plus era el envite que en esta ocasión a punto estuvo de cuajar pero que finalmente no pudo acabar concretándose. Carlos Bueno.
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