Lola Ortega ha salido de nuevo al paso, pero al paso cambiado, al paso del desacierto y de las milongas. Habla de “mejorar las condiciones de desplazamiento de los ciudadanos” conforme están las calles de Alzira es vivir en la luna, o si vive en esta ciudad no ir más allá del despacho del ayuntamiento a la cafetería más cercana a fumarse un cigarro.
Ortega, las ciudades deben estar planificadas y conservadas pensando en sus ciudadanos y Alzira es la antítesis de lo que debe ser una ciudad accesible porque no os preocupa más que vender votos, vosotros, los socialistas y los de más allá, ¡todos! Aquí ya no os cree ni el tonto del pueblo. Si salieras del despacho con el otro concejal, Montalvá, el de urbanismo, que debería estar al corriente del desastre, os daríais cuenta de que hace años que no se hacen las actuaciones en materia de accesibilidad que se deberían poner en marcha en cualquier municipio medianamente avanzado. Sacáis pecho con cuatro paletadas de alquitrán, poner en marcha una escuadra de alquitranadores 15 días antes de las elecciones y emitir notas de prensa hablando de (cito textual) “recorridos peatonales accesibles que garanticen a todas las personas, sean cuales sean sus limitaciones, la accesibilidad y el uso libre del entorno urbano”. Conforme está Alzira, esto es morralla.
En mi vida he visto una ciudad tan abandonada como esta: baches, adoquinados trágicos, desniveles para romperse la crisma, bordillos cordillera, pasos de peatones casi invisibles, barreras arquitectónicas por muchos sitios, puntos negros, pasos de peatones sin rebaje de bordillo… ¿Y las aceras? Hay calles en las que la gente prefiere caminar por la calzada que por la acera.
Los ciudadanos deben ser el centro de vuestros propósitos, pero estáis fuera de órbita. Los ancianitos, discapacitados, convalecientes de lesiones, invidentes y usuarios de sillas de ruedas o andadores os tienen presentes en sus oraciones, y yo también. Os observo.