El vecino de Antella que fue agredido por dos ladrones dentro de su propia vivienda a plena luz del día, Genaro R., todavía tiene el susto en el cuerpo. «Estoy psicológicamente muy raro y asimilando todavía lo ocurrido», asegura desde su casa de la calle Molí.

Sobre las nueve de la mañana del lunes, Genaro venía, como cada mañana, de comprar el pan y de tirar la basura. Pero, cuando entró en su vivienda se encontró con una desagradable sorpresa. «Cuando volví me di cuenta de que había un hombre dentro. Empecé a gritar auxilio y en ese mismo momento me taparon la boca, me amordazaron y me dieron golpes en la cabeza mientras estaba en el suelo».

Ya en el interior, exigieron que les dijese dónde escondía el dinero y todos los objetos de valor. La puerta estaba cerrada con llave. «Siempre la cierro», insiste. De hecho, la cerradura no estaba forzada, por lo que todo parece indicar que los dos individuos saltaron por la parte trasera de la vivienda.

Una vecina de la calle Molí, alertada al ver a dos extraños salir de la vivienda, avisó a la familia de este hombre para comprobar si había ocurrido algo. La hermana fue la primera en entrar en la casa donde se encontró a Genaro tendido en el suelo y en mal estado.

A causa de ello, el vecino sufre jaqueca a menudo y apenas puede comer debido al disgusto. «Se me ha quitado el apetito porque fue un sobresalto muy grande», añade. Aunque no piensa reforzar las medidas de seguridad en su vivienda, su hermana vivirá con él durante unos días para ayudar a Genaro a superar el mal trago. Físicamente se recupera ya en su casa de los múltiples hematomas producidos por los golpes, sobre todo en la cara, que tiene todavía hinchada.  Leer noticia completa en Las Provincias