Tal es así, que según sus propias palabras de entonces, su «striptease» de la semana pasada debió haberle costado la expulsión del Hemiciclo por «perturbar el orden y el buen funcionamiento del Pleno». Fue con estas palabras y con el argumento de que «el Ayuntamiento de Sueca no es carnaval» como Baldoví defendió el 4 de marzo de 2010, un desalojo que, para mayor agravio comparativo, se ordenó sin que se hubiera producido ninguna intervención previa de los jóvenes en la sesión que, hasta su salida forzosa, se limitaron a ocupar sendos asientos en la tribuna destinada al público, de acceso abierto. Ambos, Serafín Gil y José Luis Lapuerta, pertenecían a Nuevas Generaciones del Partido Popular y al Consell de la Joventut den Sueca.
«De forma caprichosa»
Aquel polémico desalojo, fue denunciado por Gil ante el Síndic de Greugues Valenciano (Defensor del ciudadano), José Cholbi Diego, que en su resolución de noviembre de ese mismo año ofreció amparo a los desalojados asestando un buen golpe al hoy diputado de Compromís-EQUO.
El Síndic consideró que la orden de Baldoví no estuvo «precedida desde el punto de vista constitucional de una correcta ponderación de los derechos fundamentales en juego, el derecho al honor y a la libertad de expresión» que consideró «restringido o limitado». Así, subrayó que la legislación solo faculta al alcalde a ordenar una expulsión «en casos extremos» cuando se «impida el normal desarrollo de la sesión» haciendo hincapié en que esta potestad no puede ejercerse «de forma caprichosa, arbitraria o inmotivada». Ana I. Sánchez.
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