En Benicull optaron por no caer en la tentación de estirar més el braç que la mànega y ahora sólo tienen un préstamo por pagar -los nichos del cementerio- que será finiquitado el próximo año con poco más de 2.000 euros. Estos cuatro ayuntamientos de distinto color político pertenecen a la rara estirpe de consistorios con superávit en 2012 que, después del anuncio del Gobierno de que se modificará la Ley de Estabilidad Presupuestaria, podrán dedicar el remanente de tesorería a inversiones y planes de empleo.
Tras haberse apretado el cinturón y "no gastar en lo superfluo", el alcalde de Almussafes, Albert Girona (Compromís), está satisfecho por poder cerrar el año con 1,3 millones de liquidez. Han hecho esfuerzos, claro. En personal han recortado. "Hay dos plazas de policía creadas en su momento que ahora no están ocupadas, y tenemos otras plazas congeladas que no las hemos sacado", pone como ejemplo. Pero no han promovido un ejercicio de austeridad a cualquier precio. "Pagamos los libros escolares, subvencionamos el transporte escolar, pagamos guarderías, tenemos una política muy garantista de ayudas familiares. De todo ello, o no hemos tocado nada o incluso hemos incrementado el gasto", señala Girona. Él, defensor del keynesianismo, asegura que la reforma legal la aprovechará para "aumentar la dotación del plan de empleo local, que dispone de 425.000 euros y que aumentará a casi 600.000 euros" en este municipio de 8.500 habitantes. Fomentarán así la "contratación directa de trabajadores y subvenciones a fondo perdido para la creación de empresas por parte de emprendedores".
Con sus mil habitantes, Benicull ha cerrado el 2012 con 70.000 euros en el cajón. Una buena noticia. Su alcalde, Joan Vicent Geribés, de Esquerra Unida, insiste en que se ha logrado "mirándolo todo hasta el céntimo" y aplicando "una política de contención, de ahorro en consumo eléctrico, de evitar despilfarros". E intentando hacer más con lo mismo. "Las obras que se hacen en el pueblo las hacemos por administración directa. En vez de contratar a empresas, el ayuntamiento dirige la obra y contrata a los trabajadores directamente. Ahora quiere "poner en marcha la bolsa de personal para obras y servicios, porque es lo que más necesitamos y lo que más trabajo crea". Ellos han cambiado el refrán: Qui guarda quan té, dóna de menjar quan vol. Paco Cerdà.
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