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En una relación de pareja, la forma de comunicarse es fundamental. La mala comunicación o la falta de ésta es lo genera la mayoría de las discusiones de pareja.
Cuando falla la comunicación, ya sea porque es nula, escasa o incorrecta, los miembros de la pareja no se escuchan realmente uno al otro o se dejan de hablar respetuosamente, es decir, se atacan, insultan, humillan, gritan, etc. También se utiliza muchas veces, la privación de ésta como modo de castigar al otro y algunas veces no la iniciamos por miedo a desencadenar un conflicto. Cuando pasa esto último, el problema a comunicar puede ir haciéndose más y más grande y luego explotar de forma inadecuada o el otro miembro de la pareja adopta una postura sumisa, dejando de expresar sus opiniones y necesidades.
¿Cómo podría comunicarme correctamente con mi pareja?
No acumules emociones negativas sin comunicarlas. Centrarnos en hacer saber a los demás qué queremos de ellos, en lugar de centrarnos en lo que no queremos, escogiendo el momento, el tono y el modo adecuado. Aunque sea una preocupación individual, recuerda que el otro miembro de la pareja estará deseando escucharte y ayudarte. El no comunicarlo puede llevar a malinterpretaciones.
No supongas que el otro debería saber cómo nos sentimos. No des por hecho que tiene que saber lo que piensas: si no eres claro originarás malentendidos.
No generalices. Evitar utilizar los términos “siempre” y “nunca”. Por ejemplo: ¿me estás escuchando? mejor que ¡nunca me escuchas!
Tu comunicación verbal debe estar acorde con la no verbal. No es nada conveniente dar la razón sin más y al mismo tiempo expresar gestualmente desaprobación o dar a entender que ocurre algo, pero no comunicarlo.
Céntrate en la situación de la cual se está hablando. Es decir, discutir los temas de uno en uno, sin reprochar comportamientos ocurridos o palabras dichas anteriormente en otras situaciones.
Consensua las decisiones. Es decir, no dar por sentado las cosas o dar por supuesto que a la otra persona le gustaría hacer lo mismo que a nosotros. Por ejemplo: elegir el lugar dónde pasar las vacaciones.
No etiquetes. Hablar de lo que hace, no de lo que es “te has vuelto a olvidar la leche fuera de la nevera, últimamente olvidas muchas cosas”, mejor que “te has vuelto a olvidar la leche fuera de la nevera, eres un desastre.
Clarifica lo que no has comprendido. Por ejemplo: "lo que no entiendo es que es lo que pasó realmente en la fiesta para que te enfadaras tanto”.
Asegúrate de que tu pareja te está comprendiendo. Utiliza la primera persona, hablando de cómo te sientes o piensas, no criticando e intentándote poner en el lugar de la otra persona. Asegúrate de que no te ha malinterpretado, cuando da señales de no entender lo que estás diciendo o puedan haber varias interpretaciones.
Toma la crítica hacia un determinado comportamiento o hecho, no como crítica hacia nuestra persona.
María José Carbonell
Psicóloga