Empezó a interesarse por la política a los 16 años, simpatizando con el comunismo, cuéntenos sus inicios en la clandestinidad.
Vengo de una familia conservadora y religiosa y por entonces encontré una similitud entre el catolicismo y el comunismo, a parte de que el movimiento político organizado que había en la Ribera era el del PCE, el Partido Socialista había estado muy represaliado y no daba señales de vida. Recibía en casa Mundo Obrero y asistí a algún campamento de verano, pero no acababa de sintonizar con su centralismo democrático. Digamos que estaba más por la cuestión anarquista, desde el punto de vista autogestionario. El país de mis amores era Yugoslavia, con cinco nacionalidades, un estado socialista que funcionaba. Al hacer la mili tropecé con gente universitaria y entré en contacto con el mundo nacionalista, copado por el Partit Socialista Valencià, que después pasó a ser el PSPV, formación en la que empecé a militar a los 21 años de edad.
Y es de los pocos que todavía se mantienen fieles a los principios de esas históricas siglas...
Fui uno de los pocos disciplinados que en la fusión de los partidos socialistas, y votando en contra, se quedó. Pero yo soy del PSPV, no del PSOE.
Hablando de ser, usted lleva 22 años al frente del ayuntamiento, sin embargo siempre dice que nunca quiso eso...
Mi alcaldía es una casualidad. En el 91 yo no quería presentarme, pero tuve que encabezar la lista porque no había nadie disponible. Llevábamos 12 años perdiendo ante un pata negra del PCE, Miguel Perales. En un viaje a Montserrat me convencieron, en la misma abadía. Me dije: como estaré cuatro años más en la oposición, tendré más tiempo para sacarme Exactas, que me hacía tilín. Y mira por dónde, gané. Traté de partirme la alcaldía con EU y yo no quería cobrar. Pero Perales me dijo: «Batistet, a tu t´ha votat el poble i tu has de ser l´alcalde i t´has de ficar el jornal que tu vulgues».
Y se lo puso...
Siempre he tenido vergüenza de cobrar y pedir un salario en el plenario, pero al final te mentalizas de que tienes que comer. Yo no tengo sueldo de la Mancomunitat de la Ribera Baixa, más bien la financio. He perdido dinero en la política porque en la fábrica me pagaban casi el doble. Mi mujer se tuvo que poner a trabajar a los dos años de ser nombrado alcalde para sostener la economía familiar. Cobraba poco, hasta la pasada legislatura que tuve un sueldo de 1.600 euros. Nunca me había preocupado pero me di cuenta de que afectaba a mi jubilación.
Antes hablábamos del partido, ¿qué errores se han cometido para que hoy estén del modo en el que están?
El partido es simplemente una herramienta de transformación. Si el que transforma no tiene claro lo que quiere, pues no funcionará. La gente no distingue entre un partido de derechas y otro de
izquierdas porque hacemos lo mismo. Por ejemplo, no entiendo cóomo un alcalde de izquierdas va detrás de una procesión, cuando se supone que queremos la separación entre Iglesia y Estado. En los últimos plenos me estoy hartando a decir: «Es que usted es de derechas y yo de izquierdas», porque habrá que empezar a cambiar el lenguaje para que la gente se dé cuenta de que no somos lo mismo. No es como ser simpatizante del Barça, el Madrid o el Valencia, es mucho más importante. No hay formación política.
Es decir, usted cree que han perdido su identidad histórica.
Si hubiese sido por mí, Compromís lo hubiera tenido muy difícil. A nivel nacional, desde el PSPV les hemos dejado el espacio político. Por otro lado, la derecha lo ha sabido hacer muy bien, nos han copiado hasta el lenguaje. ¿Es normal que en esta misma corporación, la de Albalat de la Ribera, la mayoría de las personas que han ido en las listas del PP sean nietos de las familias de izquierda que han estado represaliadas, encerradas y perseguidas? ¡Algo hemos hecho mal porque yo a gente que viene de familias de derechas no la veo en mi partido o en otras formaciones progresistas!
¿Y hay solución?
Se ha de desenmascarar a la derecha y a los que dicen que son de izquierdas, demostrar que no es lo que se dice, sino lo que se hace.
¿Ayudará a ello esta crisis y la sensación creciente de estar rodeados por la corrupción?
No. Y le digo más, cuando entre a gobernar otro partido que no sea el PP o el PSOE habrá corrupción, sean las siglas que sean.
¿Tenemos una cultura corrupta?
No, fraudulenta. Normalmente todo el mundo no quiere pagar. Ser corrupto hace unos años era un mérito. A mí me decían: «Tú estás idiota, ¿por qué no haces como los demás?». Pues porque no toca.
¿Cómo ve el panorama en 2015, fecha en la que muchos auguran el desplome electoral del bipartidismo?
La gran dificultad que van a tener será encontrar personas para ir en las candidaturas. Vocaciones cada vez quedan menos. Y encima te pegan por todas partes. Yo tengo vergüenza de decirle a alguien que se apunte a un partido, porque sé que van a arrearle.
Vayamos al municipalismo, ¿qué opina de las medidas que ha aplicado el PP para el control de la Administración local?
A mí me han llegado a llamar mal alcalde por no endeudarme. Lo triste es que una parte de la política económica del PP no la hiciera antes mi partido. No me refiero a los recortes en Sanidad o Educación, pero sí a poner freno al gasto descontrolado. Hay que gastar lo que se recauda. Y gastar en lo que toca. Estoy de acuerdo en mantener ciertos servicios deficitarios en necesidades básicas. A mí ahora me piden césped artificial. ¿Es esa una necesidad vital para Albalat? ¡Eso no lo quieren ni las cabras, no es necesario!. Salva Vives.
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