En la parte superior del lienzo que durante años estuvo entre trastos aparece la firma del artista requenense acompañada de una inscripción: «Turís 13-1930». De ser correcta la fecha, el valenciano pudo realizar el cuadro con meses o incluso días de diferencia respecto al mural aragonés. «Cuando puse la televisión y vi el rostro del Cristo no nos lo podíamos creer, era igual al que teníamos en casa, y tanto el nombre del autor como la data coincidían», comentan los dueños del lienzo. En ese momento se percataron de que la obra que habían guardado durante años acababa de recobrar un valor especial. «Lo tenemos desde siempre y nunca lo colgamos en ninguna habitación, lo pusimos encarado a la pared porque no nos gustaba, era el típico obsequio que aceptas y guardas por compromiso», confiesan los propietarios. Ahora han pasado el fin de semana «sin dormir pensando qué hacer con la obra».

A pesar de haber permanecido almacenado sin ningún cuidado, el cuadro se ha conservado en buen estado. Se diferencia del eccehomo aragonés porque mira al lado opuesto y está ataviado con una túnica más abierta y de un rojo más intenso. Por lo demás, las facciones del rostro, la expresión, la tez clara y hasta la corona de espinas son muy parecidas a la del Cristo aragonés original. Prácticamente como si de un hermano gemelo se tratase.
 

Obra en Turís
El eccehomo de la familia valenciana pudo ser pintado en Turís tras la jubilación del pintor en 1928. Elías García pasó sus últimos veranos en la localidad de la Ribera Alta donde fraguó amistad con gran parte de los vecinos del municipio. Allí, aunque retirado de la enseñanza, siguió manejando los pinceles hasta su muerte en 1934. A esta última etapa corresponde buena parte de su producción artística (la mayoría regalada o donada a amigos y conocidos) y en ella se puede enmarcar el Cristo almacenado por esta familia valenciana. María Gardó.  Leer noticia completa en Las Provincias   Foto: Las Provincias