La obra que Antonio Alegre Cremades realizó durante los años 70 en Barcelona no se había expuesto nunca en Valencia. Desde ayer, el MuVIM acoge una exposición con una treintena de piezas realizadas en aquella época, en la primera muestra con obra del artista de Alginet desde su fallecimiento en 2006.
Óleos, dibujos y esculturas realizadas con claras influencias futuristas, y en las que el hombre aparece ensamblado y atrapado en maquinarias y arquitecturas de potente tecnología y escasa humanidad.
El comisario del proyecto e hijo del artista, Héctor Alegre, presentó la muestra instalada hasta junio en la Sala Parpalló junto a la delegada del área de Cultura de la Diputación de Valencia, María Jesús Puchalt, el director del Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (MuVIM), Joan Gregori, y el coordinador de los museos de la institución provincial, Antonio Lis.
«La vigencia de su obra es evidente porque también ahora hay mucha preocupación por el futuro del hombre, que era el tema motor de las obras que entonces pintó mi padre», señaló el comisario de la muestra, quien explicó que el desconocimiento de estas piezas por parte de los valencianos obedece a que cuando Cremades volvió a Valencia a partir de los años 80, su pintura había cambiado y prefirió difundir sus creaciones más recientes.
Las obras expuestas, que el artista realizó en su estudio del barrio de Sarrià en Barcelona, reflexionan sobre los contrastes de un mundo en transición. De este modo una década pictórica de uno de los creadores valencianos más influyentes en las corrientes artísticas que se desarrollaron en España durante los años setenta y ochenta.
Los dieciséis dibujos a lápiz, once óleos, un cuadro en acrílico y otro de técnica mixta, tres bocetos de técnica mixta y tres esculturas ofrecen la oportunidad de «recuperar un valor conocido, pero que aún debería serlo más», ya que Alegre Cremades «marcó una estética y una época», según explicó el director del MuVIM, Joan Gregori.
Puchalt aseguró que la obra de Alegre Cremades se encuentra «en los mejores museos contemporáneos tanto de España como del extranjero» y destacó que hay obra suya incluso en el Museo Vaticano. La diputada recordó que la institución provincial, propietaria del MuVIM, fue la primera entidad pública que becó al artista para que fuera a estudiar a Roma, y la primera que le dedicó un libro después de su muerte.
Leer noticia completa en Las Provincias