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El paso de peatones de los Casalicios es una auténtica barrera arquitectónica en el centro de Alzira
Es un obstáculo para determinados grupos de población, vulnera las normas de accesibilidad urbana y es peligroso para la integridad física, sobre todo, de personas mayores
El 14 de diciembre de 2007 se inauguraron los Casalicios, tras su restauración y reubicación, sobre los tajamares originales. De esta forma volvían a colocar en el lugar originario del antiguo Pont de Sant Bernat, ya que tras el desarrollo urbanístico de la Avenida Santos Patronos en la década de los 60 se asentaron en el centro de la calle.
Los técnicos que intervinieron en esta remodelación del entorno intentaron reintegrar los casalicios respetando la naturaleza histórica de este monumento.
Conjugar la historia y la modernidad no siempre es fácil y suele provocar discrepancias. En este caso, nunca ha sido bien visto por los ciudadanos el paso de peatones que une las dos partes de la calle Calderón de la Barca, perpendicular a la misma avenida, que se hizo imitando al empedrado tradicional que era el firme habitual en muchas calles de primeros del siglo XX.
Estos adoquines no forman un suelo regular, tanto por sus características, como por la abundancia de agujeros. El deterioro por el paso del tiempo ha agravado la irregularidad de un firme que llega a ser peligroso para la integridad física, sobre todo de las personas mayores.
Lo que no entienden algunos “adoquines”, y viene muy apropiada esta expresión para definir a los torpes, es que mantener, porque lo que se inaugura hay que mantenerlo, y reponer este tipo de calzada significa aumentar ciertas partidas económicas cada año para que no se convierta en lo que ahora es, una auténtica barrera arquitectónica, un obstáculo físico que impide que determinados grupos de población como minusválidos; usuarios de sillas de ruedas, bastones o andadores; invidentes, madres y padres con carritos de bebés y, sobre todo, personas mayores, puedan cruzar esta vía tan transitada con facilidad.
Hemos salido a la calle y cuando oímos afirmaciones como “no la veo muy segura”; “me dejé el tacón ahí”; “esto para el siglo XV, bien”; “es un peligro para las personas mayores”; “está bien para carros y caballos, pero no para personas”… está claro que se están vulnerando las normas de accesibilidad y que pueden acarrear multas muy elevadas, que pagaríamos todos los alzireños, si alguien denunciara tales vulneraciones en los organismos pertinentes.
El actual estado de este empedrado es una auténtica vergüenza y un abandono total. Y, como siempre, nadie se da cuenta.
El Seis Doble
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