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El presidente del Club Náutico de Cullera dimitirá si la administración no le ayuda
Luis Micó pide apoyo al Ayuntamiento y a la Generalitat, recuerda el descenso de socios y la nula inversión efectuada en sus instalaciones
No lleva ni cuatro meses al frente de la presidencia del Club Náutico de Cullera y ya tiene más que claro que la situación de esta entidad es desesperada en lo económico. Tanto es así que, si en una próxima reunión que quieren mantener con representantes del sector en el Consell, no les aseguran un plan de actuación para los próximos años, no descarta, junto a su junta directiva, arrojar la toalla, «darles las llaves del club e irnos».
Luis Micó explicó que la situación económica es muy mala al pagar casi 20.000 euros de concesión anual y, frente a ello, tener cada vez menos ingresos. De 350 embarcaciones que llegaron a tener en su momento, ahora apenas se alcanzan las 150 en una coyuntura arrasada por la crisis. Además, los socios que no tenían barco pero que estaban expectantes por conseguir un lugar en el futuro puerto también han abandonado la entidad y se han llevado consigo las aportaciones que realizaban.
La crisis, con la congelación del proyecto urbanístico de la Bega, que incluía la construcción de un nuevo puerto deportivo y pesquero, puede ser la puntilla para la entidad. Los hoteles y las instalaciones culturales previstas en la zona han pasado a la historia por el momento y, con ello, las esperanzas de poder mejorar en los próximos años, algo que sí han hecho otros puertos de la Comunitat. Los propios políticos locales han reconocido que el proyecto de la Bega no se iniciará a corto o medio plazo, sino que la coyuntura deberá ser bastante mejor que la actual.
«Queremos hablar con el conseller. Nuestra situación es muy grave porque incluso aunque pongamos los amarres todo lo baratos que podamos, no es suficiente. Aquí, cualquier barco debe pagar entre 30 y 40 euros más que en otros lugares», explicó Micó, quien añadió que impuestos como el G5 también contribuyen a hacer su situación más complicada.
Y es que el desdoblamiento de instalaciones, con otro club náutico a la otra parte del puente de la Bega, supone a su vez duplicar gastos. Por tanto, su deseo sería que se cerraran las actuales instalaciones, donde está el bar y su edificio y marcharse a la otra zona unificando los espacios y, por tanto, los gastos que deben asumir.
Por el momento, el proyecto no está definido, pero pondría rondar entre los dos o tres millones de euros, dinero al que no podrían tener alcance sin la ayuda de las distintas administraciones. «Si no nos dan una solución, la junta decidirá qué hacemos, pero creo que en ese caso deberíamos dar las llaves porque no podríamos seguir gestionándolo», afirmó Micó, quien sólo pidió una muestra de buena voluntad para, por ejemplo, que les prometan ayuda para hacer frente a una parte de las reparaciones, que no son pocas a las que deben hacer frente: «Espero que sea así, porque, en caso contrario, no vemos otra alternativa, no querríamos llegar a eso, pero nos iríamos la junta directiva en pleno».
Cuando se le preguntó por una fecha límite hasta la que puedan aguantar, señaló que sería «en mayo o junio del año que viene como mucho» hasta cuando podrían resistir en las condiciones actuales.
Precisamente el tema de las reparaciones es uno de los más complicados. No en vano, el pantalán están en mal estado porque los postes de madera usados se han ido pudriendo con el paso del tiempo y existe algún pilar ladeado que podría caerse: «Este puerto está mucho peor que otros. Aquí, en 20 años no se ha invertido ni en un bote de pintura». También las casetas de agua y luz necesitarían una inversión y su sede también pide a gritos que se inyecte dinero en ella. Manuel García. Leer noticia en lasprovincias.es.
Luis Micó explicó que la situación económica es muy mala al pagar casi 20.000 euros de concesión anual y, frente a ello, tener cada vez menos ingresos. De 350 embarcaciones que llegaron a tener en su momento, ahora apenas se alcanzan las 150 en una coyuntura arrasada por la crisis. Además, los socios que no tenían barco pero que estaban expectantes por conseguir un lugar en el futuro puerto también han abandonado la entidad y se han llevado consigo las aportaciones que realizaban.
La crisis, con la congelación del proyecto urbanístico de la Bega, que incluía la construcción de un nuevo puerto deportivo y pesquero, puede ser la puntilla para la entidad. Los hoteles y las instalaciones culturales previstas en la zona han pasado a la historia por el momento y, con ello, las esperanzas de poder mejorar en los próximos años, algo que sí han hecho otros puertos de la Comunitat. Los propios políticos locales han reconocido que el proyecto de la Bega no se iniciará a corto o medio plazo, sino que la coyuntura deberá ser bastante mejor que la actual.
«Queremos hablar con el conseller. Nuestra situación es muy grave porque incluso aunque pongamos los amarres todo lo baratos que podamos, no es suficiente. Aquí, cualquier barco debe pagar entre 30 y 40 euros más que en otros lugares», explicó Micó, quien añadió que impuestos como el G5 también contribuyen a hacer su situación más complicada.
Y es que el desdoblamiento de instalaciones, con otro club náutico a la otra parte del puente de la Bega, supone a su vez duplicar gastos. Por tanto, su deseo sería que se cerraran las actuales instalaciones, donde está el bar y su edificio y marcharse a la otra zona unificando los espacios y, por tanto, los gastos que deben asumir.
Por el momento, el proyecto no está definido, pero pondría rondar entre los dos o tres millones de euros, dinero al que no podrían tener alcance sin la ayuda de las distintas administraciones. «Si no nos dan una solución, la junta decidirá qué hacemos, pero creo que en ese caso deberíamos dar las llaves porque no podríamos seguir gestionándolo», afirmó Micó, quien sólo pidió una muestra de buena voluntad para, por ejemplo, que les prometan ayuda para hacer frente a una parte de las reparaciones, que no son pocas a las que deben hacer frente: «Espero que sea así, porque, en caso contrario, no vemos otra alternativa, no querríamos llegar a eso, pero nos iríamos la junta directiva en pleno».
Cuando se le preguntó por una fecha límite hasta la que puedan aguantar, señaló que sería «en mayo o junio del año que viene como mucho» hasta cuando podrían resistir en las condiciones actuales.
Precisamente el tema de las reparaciones es uno de los más complicados. No en vano, el pantalán están en mal estado porque los postes de madera usados se han ido pudriendo con el paso del tiempo y existe algún pilar ladeado que podría caerse: «Este puerto está mucho peor que otros. Aquí, en 20 años no se ha invertido ni en un bote de pintura». También las casetas de agua y luz necesitarían una inversión y su sede también pide a gritos que se inyecte dinero en ella. Manuel García. Leer noticia en lasprovincias.es.
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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