Es habitual que la clase política promulgue que no va a subir los impuestos. Siempre la misma cantinela que llega no sólo a importunar al ciudadano, sino a indignarlo más contra estos charlatanes del poder.
A nivel local también se sigue en esta línea parlanchina. En 2008 se aprobó para las Ordenanzas Fiscales de 2009 que el IBI no iba a subir, nos dijeron que habría un “incremento 0% en todos los impuestos que afecten directamente a les familias alzireñas". En esta ocasión, la alcaldesa de Alzira, Elena Bastidas, dijo lo siguiente: “Esta es una medida más del Plan de Austeridad que está llevando a cabo el Ayuntamiento de Alzira para estar al lado de las familias alzireñas”.
Esta misma medida continuó durante el año 2010. La por entonces concejala de Hacienda Gisela Blasco anunció que el Consistorio continuaría sin aumentar el IBI: “el  ciudadano no va a ver en los tributos municipales una carga más a la situación complicada que todos compartimos”. Finalmente, en 2012 se anunció una congelación del IBI. Cada final de año, cuando anuncian los presupuestos, nos regalan al oído la martingala de la congelación de impuestos, la no subida, etc. Y más, y más... la hemeroteca es extensa
pero no queremos cansar al lector porque es siempre lo mismo.
 
Vamos a ver si es verdad...
Austeridad, ahorro, disminución, no subiremos, congelación... Y más sustantivos, adjetivos y expresiones que hipotecan su credibilidad. Vamos a comprobarlo.
Hemos elegido el caso real de una vivienda de Alzira que en 2004 pagaba 255’67 euros, según el recibo que abonó su propietario. Dejamos pasar el tiempo... Justo, 10 años. ¿Qué pago esa misma vivienda en 2014? Cogemos el recibo del año pasado, pagado en dos plazos, y comprobamos que este mismo propietario pagó por la misma vivienda 501'16 euros; es decir, un 96'01% más que hace diez años. Prácticamente el doble.
 
Comparaciones odiosas
Si comparamos lo que han subido los impuestos en Alzira con lo que ha subido el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) o el Índice de Precios de Consumo (IPC) vemos que la diferencia es abismal en contra del contribuyente, por supuesto.
Según el Real Decreto Ley 3/2004, de 25 de junio, el Salario Mínimo Interprofesional en España iba a pasar a partir del mes de julio de ese año de 460’50 a 490’80 euros. Diez años más tarde, según el Real Decreto 1046/2013, de 27 de diciembre, el SMI para 2014 sería de 645’30 euros;  es decir, en 10 años ha subido un 23’84%. Recordemos que el IBI ha subido en ese mismo periodo un 96'01%.
En el mismo periodo, desde 2004 a 2014, el Índice de Precios de Consumo subió en España un 26’9%.
 
Conclusión
Solamente hemos tratado el IBI, hay otros impuestos de los que también habría que tener en cuenta su consabida subida, pero no vamos a amargarnos más.
Ahora, en 2015, casualmente año electoral, anuncian que van a bajar los impuestos. ¿Se lo explicamos a los ciudadanos que en 10 años han visto casi duplicado el pago?
Por si fuera poco, hay que aguantar los razonamientos de estos predicadores del bienestar: “Felicitamos a la ciudadanía que cumple con sus obligaciones, a pesar de las dificultades económicas y paga sus impuestos, lo que le permite al Ayuntamiento de Alzira poder hacer el presupuesto”. ¿Qué opción tenemos si no es la de pagar? Menos felicitaciones y más rebajas de impuestos.
La conclusión es sencilla: ¡indignados! No obstante, la paciencia del contribuyente tiene límites. El poder, en general, se ve acorralado, ya no les cree nadie. Los gatos, cuando sienten el peligro, erizan los pelos y sueltan bufidos; los políticos salen por peteneras y de rositas. Vamos, lo de siempre.