Fermín Román, único alzireño que estuvo en el campo de concentración nazi de Buchenwald y que sobrevivió al infierno
Miércoles, 20 de agosto de 2014 | e6d.es
• “Los interrogatorios fueron brutales. Les arrancaron las uñas, los dientes… y Fermín se mantuvo firme, sin delatar a ninguno de los compañeros resistentes, siendo trasladado al campo de concentración de Buchenwald el 29 de enero de 1944”
Estrenamos hoy la primera entrega, a cargo nuestro colaborador Ximo Vidal, de una serie que tratará de acercarnos a los perfiles humanos de gente de la Ribera que estuvieron presos en campos de concentración nazis.
Perdida la guerra de España por los soldados que defendieron a un gobierno elegido en las urnas de unos golpistas, medio millón tuvieron que huir hacia distintos países para conservar sus vidas a partir de febrero de 1939, siendo Francia uno de los que más exiliados acogieron. Una vez allí, los nazis apresaron a miles de españoles y, en total connivencia con el gobierno de Franco, fueron deportados a campos de concentración donde fueron marcados con un triángulo azul, el símbolo de los apátridas. Fueron explotados, trabajando en la cantera de Mauthausen o en otros lugares, sin casi comer, enfermos, castigándoles cruelmente hasta su muerte en la mayoría de los casos. La historia de estos españoles fue silenciada durante toda la dictadura y poco a poco estamos recuperando su memoria. El 25 de junio de 2014 se aprobó por unanimidad en el pleno de Alzira, una calle a los herois de Mauthausen. De Alzira, seis vecinos estuvieron en este campo de muerte (Francisco Boluda Díez, Bernardo Lairón Hidalgo, Rafael Sivera Escrivá, Avelino Abril Escudero, Agustín Flores Ibarra y José María Fuentes Mascarell) y otros dos en Dachau y Buchenwald (Francisco Peris y Fermín Román Hernández).
Fermín Román Hernández Nació en Alzira el 14 de junio de 1911 y murió en Viry el 6 de junio de 1985. Llabrador de profesión, formó su propia familia en Alzira, saliendo hacia Francia el mismo día del nacimiento de su segundo hijo Manuel, viendo como morían muchos de sus compañeros intentando cruzar el rio Ebro. Llegó en febrero de 1939, siendo enviado por las autoridades francesas a las tierras de M. Gruaz, labrador de Choisy (pueblo de la Alta Savoia) junto con Avelino Álvarez Gutiérrez natural de Miéres. A mediados de 1943, en Thorens, pueblo de 1.523 habitantes en esas fechas, se puso en marcha un grupo de resistentes conocido como “Lieutenant Simon”. Por las noches, Fermín participaba como un resistente francés más contra los alemanes, reconociendo el coronel Lelaquet el 20 de abril de 1948 en Lyon que Fermín perteneció a las fuerzas francesas del interior desde el 6 de junio de 1943 hasta el día de su captura el 1 de diciembre de 1943. Eran las 20 horas y M. Gruaz se encontraba en el salón de su restaurante, cenando con su mujer, Fermín, Álvarez, Chappaz y algunos jóvenes escondidos por las granjas de la zona que habían sido reclamados por la S.T.O. (service du travail obligatoire). De repente se abrieron las puertas de golpe y entraron milicianos franceses con metralletas, obligando a todos a tumbarse en tierra. - ¿Quién es el propietario del restaurante? -preguntaron los milicianos-, pero nadie respondió. Los hicieron levantar, los pusieron en fila y empezaron a identificarlos uno a uno. La puerta de la bodega estaba media abierta y Fermín y Gruaz salieron corriendo hacia ella. - Salimos corriendo hacia la bodega. Dentro había una escalera para poder salir por una de las ventanas y ayudé a M. Gruaz a salir, deteniéndome a mí. Así lo contaba Fermín. En unos minutos llegó la Gestapo al restaurante. Vaciaron las estanterías, abrieron todos los cajones cogiendo todo lo que deseaban y sin más le prendieron fuego a todo. Eran cerca de la una de la madrugada y todos los apresados vieron como se consumía el edificio camino de Annemasse. Un total de siete fuero los detenidos pero solo los dos españoles, Fermín y Álvarez, fueron enviados a Compiègne tras los interrogatorios, el 27 de enero de 1944. Los interrogatorios fueron brutales. Les arrancaron las uñas, los dientes… y Fermín se mantuvo firme, sin delatar a ninguno de los compañeros resistentes, siendo trasladado al campo de concentración de Buchenwald el 29 de enero de 1944, asignándole el número de prisionero 45.023. El viaje, en tren, desde Compiègne hasta Buchenwald fue una de las experiencias peores de su vida: - El tren de la muerte era aquel. La gente no podía soportar estar sin beber y meaban en sus manos para poder mojarse los labios. Cuando llegamos, los alemanes abrieron las puertas y nos echaron a los perros encima para que saliéramos corriendo del vagón. De unos 350 que entramos en ese vagón solo unos 60 bajamos. Avelino y Jo dejamos a Jesús, otro compañero español por muerto allí en el suelo pero por suerte después lo vimos en vida por el campo. Lo primero que nos hicieron fue meternos en unas balsas de agua donde nos hundían. No teníamos ni idea del por qué pero empezaron a flotar algunos billetes y nos dimos cuenta de que algunos llevaban billetes escondidos en el culo y así los alemanes los hacían salir del cuerpo de ellos. Tras la balsa, Fermín contaba que los hicieron pasar por un corredor donde había un agujero en el suelo. Quien no tenía fuerza para saltarlo, se dejaba caer y allí abajo lo golpeaban hasta la muerte. También recordaba como una de las mujeres de uno de los responsables de la SS miraba a todos por si llevaban tatuajes, casi todos los rusos llevaban, y si le gustaba ordenaba que lo mataran y le quitaran la piel para ella. También contó a sus hijos como veía columnas de mujeres, todas sin ropa, que entraban en uno de los pabellones y que ya no salían. En Buchenwald, Fermín conoció a Leo Klatser (Amsterdam 1916 – 2000) periodista, fotógrafo, escritor y poeta, que luchó en España contra Franco y en la resistencia francesa contra Hitler. Ya en libertad, en mayo de 1969, periodistas holandeses realizaron una entrevista a Leo, contactando también con Fermín. Pasado algún tiempo, Leo remitió una carta a Fermín y reconocía su profunda tristeza por no poder visitar España mientras Franco viviera. El 11 de abril de 1945 fue liberado el campo de Buchenwald. Fermín era un fantasma, completamente en los huesos como certificó el médico que lo reconoció. Tenía una intensa astenia física y mental por culpa de la fatiga extrema. Presentaba trastornos de memoria, afectivos y no podía dormir por la ansiedad y malos sueños. Tuvo siempre un dolor intenso en epigastrio tras cada comida, siendo intervenido quirúrgicamente para intentar reducir este dolor, pero apareció el síndrome de Dumping. Llevaba una dieta muy estricta al no tolerar las grasas, ni las féculas. Mantuvo dolores reumáticos en grandes articulaciones hasta su muerte, su brazo derecho con parestesia y pérdida auditiva bilateral producida por los golpes que recibió. En 1952, su mujer y su segundo hijo, salieron de Alzira para reunirse con él 14 años después. Su hijo mayor llegó un año más tarde y la familia se amplió con dos niñas. Fermín fue reconocido por los franceses, por el gobierno francés con siete condecoraciones: - Medalla de la deportación y del internamiento por hechos de la resistencia. - Cruz del luchador. - Cruz del luchador voluntario de la resistencia. - Cruz de guerra con palma. - Insignia FFI fuerzas francesas del interior. - Medalla militar. - Cruz de Chevallier de la legión de honor (la más alta condecoración que se puede recibir en Francia reservada solo para los héroes nacionales.)
El 6 de junio de 1985 Fermín murió en su pueblo adoptivo, Viry. En Alzira, su pueblo natal, nadie supo nada hasta que el 4 de julio de 1985 en el periódico Levante apareció una breve reseña. Hoy, su hijo mayor, ha vuelto a estas tierras, donde nació él y su padre. Gracias a su relato y a la información que tiene sobre Fermín hemos podido elaborar este pequeño artículo sobre el único alzireño internado en Buchenwald y que llegó a sobrevivir.