Estupor era el sentimiento más generalizado anoche entre las dos decenas de afiliados de Podemos Alzira que esperaban en la calle el resultado de la reunión del Consejo Ciudadano, en el que el secretario general, Ferran Arroyo, y otros cuatro miembros, debían formalizar las dimisiones que habían anunciado tanto en la red interna del partido (WhatsApp) como públicamente, a través de la página Facebook oficial del partido y de medios de comunicación digitales. En una estrambótica maniobra, Arroyo dio marcha atrás y salió diciendo que la dimisión no le había sido aceptada por el Consejo Ciudadano y, por tanto, carecía de validez. Arroyo y sus seguidores salieron de la reunión entre abucheos, pitidos, aplausos irónicos e incluso algún insulto de sus compañeros, entre ellos miembros del propio Consejo Ciudadano.
Lo ocurrido bien podría hundir sus raíces en lo más rancio del género del sainete. Los militantes de Podemos congregados donde se había de celebrar la reunión pretendían que ésta fuera abierta para poder asistir a ella como oyentes. Junto con los miembros del Círculo Ciudadano contrarios a la gestión de Arroyo, llegaron con antelación a la hora fijada para la reunión y desde un bar situado justo frente al domicilio del militante donde estaba convocada mandaron un mensaje de móvil al resto de Consejo solicitando cambiar el encuentro al bar para que pudiera ser seguido por los afiliados. Pasados unos minutos sin recibir siquiera respuesta, uno de los miembros del Consejo que estaba en el bar cruzó la calle para encontrarse con el otro bando y negociar la propuesta cara a cara. Su sorpresa fue encontrarse con que los seguidores de Arroyo habían aprovechado la ausencia de los otros para iniciar la reunión. Cuando llegó el aviso a la parte del Consejo que estaba en el bar y ésta corrió a unirse a la junta ya era tarde. Los reunidos dijeron que ya había acuerdos tomados: no aceptar la dimisión de los dimisionarios ni tampoco el acta de la sesión anterior del Consejo Ciudadano (que ni siquiera había sido leída, porque obraba en poder de uno de los que llegaron tarde). En aquella reunión, se había convocado una asamblea extraordinaria para revocar a Arroyo. La miembro del Consejo que anoche hacía las veces de secretaria de la reunión, escribió visiblemente en mayúsculas la palabra fin debajo de las notas que había tomado y la mostró a sus asombrados compañeros que llegaban corriendo del bar.
Cuando éstos salieron cabizbajos de la reunión y contaron lo sucedido a los militantes reunidos hubo una reacción airada que desembocó, más de una hora después, cuando por fin la otra mitad del Consejo salió a la calle, en la bronca y abucheos citados.
Arroyo había dimitido en la página oficial Facebook del partido y había calificado su renuncia de “irrevocable”. Miembros del partido capturaron fotográficamente su renuncia antes de que el mismo Arroyo la retirara ayer. También había comunicado públicamente su dimisión en un periódico digital, adornada con descalificaciones hacia militantes de Alzira. Ayer mismo, preguntado durante la tarde por algún medio de comunicación, confirmó que dimitiría a la noche, aunque con el transcurso de las horas fue matizando tal determinación, para acabar anunciando pocas horas antes de la reunión que había decidido seguir. Durante la jornada también mantuvo repetidos contactos con otro miembro del Consejo, su hasta ayer mismo mano derecha, Rubén Navarro, quien también había anunciado su dimisión y a quien trató de hacer recapacitar: “Si tu dimites, yo dimito; si te quedas, yo me quedo”, le dijo, según reconoció el propio Navarro. Finalmente, Navarro dimitió, pero a Arroyo no pareció importarle demasiado.
Tras la conflictiva reunión, el propio secretario general publicó en el Facebook del partido su marcha atrás y las justificaciones. Los comentarios críticos a este anuncio que publicaban a continuación otros militantes, iban siendo sistemáticamente borrados y sus autores bloqueados.
La anunciada dimisión del secretario general había provocado que los miembros críticos del Consejo Ciudadano desconvocaran la asamblea prevista para el viernes, en la que Arroyo iba a ser revocado. Ahora, con esta nueva maniobra, el dirigente ha conseguido descolocar de nuevo a sus críticos, puesto que ya no disponen del tiempo necesario para formalizar una solicitud de permiso a Gobierno Civil, preceptiva para una reunión al aire libre de estas características.
Así las cosas, el sector mayoritario del Círculo estudiará en las próximas horas las acciones a adoptar, buscará mantener contactos con algún responsable de la dirección nacional para poner en conocimiento del partido lo que está sucediendo en Alzira y añadirá los hechos ocurridos anoche al pliego de cargos remitido contra Arroyo a la Comisión de Garantías.
Xavier García Cucarella
Podemos Alzira