Paseando por la Plaza de la Generalitat de Alzira y sus alrededores, me dejó estupefacto encontrarme circulando por sus amplias aceras un vehículo que había usado las rampas de accesibilidad para peatones y minusválidos para aparcar en los solares; el descampado estaba lleno de vehículos cuyos conductores habían pensado lo mismo.
Después de las lluvias, el barro hacía que la acera estuviese hecha un lodazal. Lo más gracioso es que había aparcamiento en la calzada.
Parece que esto no es nuevo, pues en otras rampas se han instalado unos bolardos para impedir esta mala costumbre. Me gustaría que ésta noticia apareciese como anónimo.
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