• La regulación y la igualdad siempre es una buena noticia
La pregunta, todavía no respondida, es si realmente el cigarrillo electrónico sirve para dejar de fumar. Entre estudios que lo defienden y estudios que tiran abajo esta alternativa, estos cigarrillos con o sin nicotina siguen soltando vapor en un área sin legislación clara. Era de esperar que tanto el sector del tabaco tradicional como sus detractores pidieran igualdad de trato con su “hermano” mayor. Así, la Organización Médica Colegial, que ya había solicitado antes que se gravara el uso del cigarrillo electrónico, se une al Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, reivindicando la equiparación con el tabaco tradicional. Esto es así porque parece que el incremento de precios es la medida disuasoria más efectiva en la lucha contra el tabaquismo, así que gravarlo con un impuesto, y por lo tanto subir el precio, podría significar un descenso en las ventas y por lo tanto también de los efectos que estas ventas tendrían a la larga (en el caso del tabaco tradicional, se habla de que aumentando el precio del tabaco y del tabaco de liar un 5% se evitarían 3.000 muertes en los próximos veinte años).
Contra todo pronóstico, la industria del cigarrillo electrónico está a favor de su regulación, aunque esto pueda suponer pérdidas, ya que se compensaría con la profesionalización de un sector que todavía no sabe a qué atenerse. La Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (ANCE) que agrupa el 60% de los comerciantes subraya que no hay suficientes estudios que afirmen que el e-cigarrillo es tóxico, y que además estos dispositivos eliminan la figura del “fumador pasivo”. Visto así, todo parecen ventajas. Para los fumadores, que tienen otra alternativa tan regulada y supervisada como el tabaco tradicional, y para los no fumadores, que verán garantizados sus derechos y no tendrán que respirar vapor (sea o no tan inocuo como prometen). Y es que la regulación y la igualdad (en lo que se refiere a los impuestos) siempre es una buena noticia.
Contra todo pronóstico, la industria del cigarrillo electrónico está a favor de su regulación, aunque esto pueda suponer pérdidas, ya que se compensaría con la profesionalización de un sector que todavía no sabe a qué atenerse. La Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (ANCE) que agrupa el 60% de los comerciantes subraya que no hay suficientes estudios que afirmen que el e-cigarrillo es tóxico, y que además estos dispositivos eliminan la figura del “fumador pasivo”. Visto así, todo parecen ventajas. Para los fumadores, que tienen otra alternativa tan regulada y supervisada como el tabaco tradicional, y para los no fumadores, que verán garantizados sus derechos y no tendrán que respirar vapor (sea o no tan inocuo como prometen). Y es que la regulación y la igualdad (en lo que se refiere a los impuestos) siempre es una buena noticia.