La comisión de la Falla Camí Nou de Alzira va a llevar a cabo un acto de presentación y divulgación de la obra del pintor alzireño José Goig del Poyo. Tendrá lugar en la Casa de la Cultura de nuestra ciudad el próximo jueves 15 de enero, a las 20:00 horas.
Perfil de José Goig del Poyo
José Goig del Poyo (Alzira 1930) es un artista prolífico pero reacio a exponer su obra en público. De hecho, no será hasta 1991 cuando dio a conocer por primera vez sus creaciones. Lo hizo en el Salón Árabe del Círculo Alzireño. En 1995, tras un breve periplo por otras localidades valencianas, volvió a exponer en La Gallera de Alzira.
El taller de trabajo de Goig del Poyo es un lugar sencillo y austero. Esta sobriedad viene condicionada porque su auténtico taller lo constituye la naturaleza. Por ello, junto a algunos sólidos caballetes, predominan los livianos, utilizados en la pintura al aire libre. Se sirve de un tablero portátil o un sencillo caballete y se cobija, cuando el sol arrecia, bajo una vetusta sombrilla.
Las pinturas de Goig, captadas al natural, traducen la emoción que provoca las incidencias climatológicas sobre el paisaje. Este hecho, unido al estar resueltos con pincelada ágil, permite encuadrar su obra en un impresionismo valenciano de fuerte ascendencia realista.
La obra de Goig constata la solidez de su trabajo, alcanza igual solvencia al óleo que con las aguadas, aunque es a través de sus acuarelas donde logra un mayor virtuosismo. En estos tiempos en los que predomina la tecnología y los artistas recurren legítimamente a técnicas y procedimientos propios del siglo XXI, emociona contemplar las impresiones en las que Goig traslada al lienzo o al papel su exquisita sensibilidad.
La obra de Goig tiene especial relevancia como testimonio de una ciudad y sus entornos en perpetua transformación. En sus cuadros podemos constatar la desaparición de algunos inmuebles o las modificaciones acontecidas en el paisaje urbano. Como ejemplo, las nuevas instalaciones ferroviarias, la remodelada fachada del desaparecido convento de Santa Lucía, el torreón en la calleja del Saludador, la nave de Santa catalina lindante con la plaza del Sufragio, el desplazamiento de los Casalicios del puente de San Bernardo a su emplazamiento originario, las ruinas del cenobio de la Murta, los caserones de las calles Santa Teresa y Salinerías, o diversos paisajes rurales.
Goig ha hecho de la pintura una placentera actividad profesional, sigue plantando su caballete frente a la “Casa Azul de Blasco Ibáñez”, los meandros del Júcar o las murallas islámicas. Le sobra, además, ánimo para extender su periplo a decenas de parajes de la comarca de la Ribera hasta alcanzar los campos de arroz o las marismas de la Albufera.
Sean estas apresuradas líneas, subrayadas por el afecto al artista, mi público reconocimiento al maestro que tiene como referencia a su ciudad y comarcas colindantes. Este hecho, unido al de su calidad artística, permitirá a las generaciones venideras conocer de primera mano paisajes urbanos o rurales en trance de desaparición o de cambio.
Bernat Montagud
Entrevista retrospectiva a José Goig del Poyo