El presidente de la jornada, el delegado, el presidente de la comisión taurina y novilleros se reunieron para decidir si se celebraba o no la jornada novillera.
Eran las 5.30 de la tarde y todavía no había una decisión clara sobre si se llevaría a cabo o no la novillada que tendría como protagonista a los erales de la ganadería Lagunajanda. Álvaro Sanlúcar y Gonzalo Caballero tenían frente a sí a cuatro novillos de una de las ganaderías que más tiempo lleva visitando Algemesí.
Así pues, la decisión general fue de celebrarse la novillada, eso sí, rapidita y sin descanso y con el temor de que en cualquier momento podía volver a llover. Jugoso, Lenguadulce, Lima y Tonadillero eran los héroes de la historia y salieron ante una plaza mojada, oscura y sin apenas público.  Aunque, el concejal  Enrique Ballester, presidente de la jornada, empezó reacio a dar orejas, culminó la tarde obsequiando a los novilleros con tres orejas en general. Dos para Sanlúcar y una para Caballero.
La lluvia obligó a que la novillada no fuera espectacular ni gustosa de disfrutar, incluso la banda de música, tuvo que ocupar otro lugar debido al agua. Frente a las adversidades climatológicas, los músicos algemesinenses dieron el do de pecho y representaron pegadizos pasodobles que pusieron la nota alegre a esta vespertina novillada triste. Eso sí que es profesionalidad.