Un momento de ofuscación personal provocó que saliera huyendo y buscara refugio en el piso del que creía era un amigo, pero Ángela ya está de nuevo en casa. Unas amigas de su hermana la vieron en Carlet doce días después de su desaparición y la Guardia Civil confirmó que era la menor a la que estaban buscando. «Ha sido un error y estoy muy arrepentida», comentó ayer en un relato de su aventura con algunas sombras en el que lamenta el sufrimiento causado a su familia. Se marchó voluntariamente y, según asegura, ha pasado todo este tiempo en Carlet en el piso de un joven de 23 años al que ya conocía y al que «engañó» asegurándole que era mayor de edad y que, según su testimonio, le pegó días atrás al verla hablando con otro chico , aunque se niega a denunciar esta agresión. «Era mi amigo, pero ya no le quiero ver ni en pintura. Quiero olvidar el tema y no quiero más jaleo». El rastro de Ángela se perdió en la tarde del 22 de febrero. Se ofreció a acompañar a su abuela a hacer la compra y la llegó a ver en la peluquería aunque, en su trayecto, un «problema mío» provocó que cambiara de opinión. Subió a casa de su abuela y dejó el bolso que llevaba con su documentación personal y se marchó con la intención de «no regresar». Sin ropa, dinero, documentación ni teléfono móvil. «Fue 'pensat i fet'», resume, mientras asegura que nadie sabía de sus intenciones.
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