Una solución intermedia es comprar en algunos supermercados leche pasteurizada, pero proviene de centros de producción lejanos, no tiene la gracia de ser autóctona y de haber sido ordeñada ese mismo día, lo que sin duda condiciona diferencias en cuanto a la percepción de calidad. Además, las prisas en las compras y la dificultad de mantener artículos como éste que necesitan conservarse en frío, complican su adquisición y consumo.

Sin embargo, una empresa valenciana, radicada en Turís, ha decidido invertir para acercar su producto al consumidor. Es la granja SAT Soler (SAT significa Sociedad Agraria de Transformación, una figura jurídica habitual en el campo), que tiene unas 400 vacas.

Javier López Soler, joven integrante de la firma familiar, ha explicado que la mayor parte de su producción la llevan, como otros ganaderos valencianos, a una compañía elaboradora de derivados lácteos, pero como los precios que les pagan son cortos y la rentabilidad tiende a verse cada vez más recortada, se plantearon cómo salir del círculo vicioso. La manera más práctica es acercarse al consumidor, porque mucha gente prefiere volver a disponer de leche fresca, recién ordeñada. El problema es cómo juntar este deseo con la necesidad del productor de rentabilizar mejor lo que hace, con ventajas para ambos.

El invento de una máquina expendedora apropiada ha venido a resolver la cuestión. La vieron en una feria especializada y se decidieron a emprender la aventura inversora. Además entablaron contacto con otros ganaderos de Cataluña que han puesto en marcha aparatos de estos y les va bien. En la Comunitat Valenciana sólo hay otra iniciativa igual en Elche. Cada máquina cuesta 30.000 euros, aparte las obras, y los Soler han invertido ya 200.000 euros.  Leer notícia completa en Las Provincias   Foto: V. Gil (Las Provincias)