El sábado, tras la puesta en marcha de la potabilizadora, la Empresa Pública de Aguas de Ecuador analizó el agua filtrada por ella, arrojando un resultado positivo y quedando declarada como agua potable para consumo humano. Mientras, nuestro equipo sanitario sigue atendiendo a la población de Portoviejo.
Después de tres días de trabajo, los habitantes de la parroquia de Crucita, en Correagua, pueden beber agua potable sin coste. Hasta hoy, tenían que desplazarse para comprar agua embotellada, que con la tragedia del terremoto llegó a quintuplicar su precio. Tras el análisis químico de la empresa pública de aguas realizado el sábado, que indicó que el agua es perfectamente potable, hemos podido comenzar a llenar los depósitos que abastecerán a la población.
Algunos de los materiales han resultado difíciles de conseguir a consecuencia de la falta de suministros debido a la catástrofe, teniendo que efectuar largos desplazamientos para conseguir alguno de ellos, e incluso resolver la imposibilidad de obtener alguno de ellos con ingenio y habilidad, aprovechando los materiales de fortuna disponibles.
Los voluntarios informan de una total colaboración por parte de los habitantes de Crucita, que han facilitado la tarea todo lo que les ha sido posible, ayudando en la búsqueda de materiales u ofreciendo su capacidad de trabajo siempre que ha sido necesario, además de ofrecer a los voluntarios todo cuanto tienen. Actos que emocionan, dada su difícil situación.
Ayer domingo se comenzó la formación de los bomberos de Portoviejo, que quedarán como encargados del mantenimiento de la planta, y hoy está previsto formar a los vecinos de la comunidad designados como responsables directos en sacar el rendimiento máximo de la potabilizadora.
Por su parte, ayer domingo el equipo sanitario fue destinado a una zona damnificada llamada Puerto Real. Allí se hospedan actualmente unas 70 familias que el terremoto dejó sin sin hogar. A esta zona llegan diariamente suministros de agua y comida en convoyes militares. La asistencia sanitaria, hasta la llegada de nuestro equipo, ha sido inexistente, con el problema añadido de falta de medicamentos por los daños que el terremoto causó también en farmacias y centros de salud.
Se atendieron a enfermos crónicos necesitados de control médico, como hipertensos y diabéticos, personas con dolores de cabeza, malestar general y debilidad, etc, afecciones muy típicas en la atención primaria, ofreciendo medicamentos a aquellos que los necesitaban y pañales para los más pequeños.
Desde ONG IAE no nos cansaremos de agradecer a los habitantes de las zonas en las que actuamos su recibimiento y cordial trato, al Ejército de Ecuador que nos facilita los transportes necesarios y a Daniel Bazurto, enlace local de la Mesa de Recursos Hídricos por su asesoramiento y colaboración en todas las gestiones necesarias. Ha sido un trabajo gratificante y no hay mejor recompensa que ver las caras de padres y niños beber su vaso de agua clara y limpia.
Dpto. de Comunicación ONGD IAE
._000426