En el día de ayer, la ONG IAE puso en marcha la planta potabilizadora de agua en Correagua, realizó atención primaria sanitaria y asistencia psicosocial en Portoviejo y recabó datos sobre el terreno para conocer las necesidades de ayuda humanitaria de la población para la Mesa de Coordinación de Gestión de Riesgos para la Salud.
La jornada de ayer transcurrió según la planificación prevista, y todos los objetivos fueron cumplidos. Los voluntarios se encuentran bien, con la moral alta y mantienen un ritmo de trabajo óptimo. El primer grupo de voluntarios, siete de IAE y tres de PUI, finalizó la puesta en marcha de la planta potabilizadora y realizó las primeras pruebas de potabilización, resultando positivas. La comparación entre el agua sin tratar y la potabilizada es más que evidente, según la imagen adjunta de los dos vasos. 
Mientras se ultimaban los detalles en la potabilizadora, los voluntarios construyeron con los materiales disponibles una piscina para los niños de la localidad, aprovechando los primeros litros de prueba (que no se consumen) en su llenado, para disfrute de los más pequeños. Una experiencia que alegró a todos, residentes y voluntarios.
El segundo grupo, el equipo sanitario compuesto por un médico de PUI y dos enfermeras de IAE, se desplazó a Portoviejo para realizar labores de atención sanitaria y asistencia psicosocial. En la atención sanitaria se efectuaron curas de heridas y tratamientos para gastroenteritis con diarreas y procesos febriles, todo ello típico de zonas afectadas por catástrofes naturales como el terremoto de hace una semana.
La asistencia psicosocial también es muy necesaria en estos casos, con damnificados que han perdido todo o una parte muy importante de sus posesiones, incluyendo vivienda. El apoyo psicológico en estas situaciones es fundamental.
El tercer grupo, compuesto por tres voluntarios de IAE y uno de PUI, estuvo entrevistando a familias de poblaciones cercanas como Chone, Tosagua, San Vicente o Bahía Caráquez, consiguiendo cumplimentar cientos de cuestionarios que servirán a la Mesa de Coordinación de Gestión de Riesgos para la Salud para planificar más eficazmente el reparto de ayuda humanitaria, haciéndola llegar a los casos que más la necesiten.
Los voluntarios destacan el gran trato que les dispensan los habitantes de las zonas donde están trabajando, ofreciéndoles todo cuanto pueden, incluida comida o herramientas, aportando ideas que siempre son bien recibidas por aprovechar el saber y las habilidades locales, y colaborando con fuerza de trabajo cuando es necesario. Desde aquí, nuestro agradecimiento al pueblo ecuatoriano, del cual no dudamos que levantará de nuevo su nación para hacerla aún mejor.