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LA UNIÓ de Llauradors califica de mal inicio para afrontar las negociaciones las propuestas presentadas por la Unión Europea en los últimos días a Estados Unidos en el marco del TTIP (Asociación Trasatlántica para el Comercio y la Inversión).
De acuerdo a la información revisada las propuestas presentadas por la UE en materia agrícola aceptan de partida la principal aspiración de EEUU que es la de desarmar todas las barreras al comercio; un objetivo que podría cambiar el balance agroalimentario bilateral, hoy favorable a la Unión Europea.
Según los propios datos expuestos por la Comisión Europea en su guía para entender su oferta, el comercio entre la UE y los EEUU representó alrededor del 616.000 € millones de euros en 2015, de los cuales la agricultura representó 31.000 millones de €. La UE tuvo un superávit total de 123.000 millones de € con los EE.UU. para el comercio de bienes y un superávit de más de 7.000 millones€ en los productos agrícolas, gracias a las exportaciones de productos de alto valor añadido de la UE, destacando el capítulo de vino y otras bebidas.
LA UNIÓ opina que esta posición debería servir para elaborar una propuesta de negociación del capítulo agrario que incidiera especialmente en garantizar un nivel adecuado de protección de los valores del modelo actual europeo y de sus explotaciones que son un patrimonio económico, social y medioambiental de nuestro medio rural. Sin embargo, de acuerdo a los últimos documentos, la propuesta de la Unión Europea en materia agrícola admitiría de entrada el objetivo de no imponer restricciones ni tasas al comercio agroalimentario y concedería la eliminación de todas las formas de subvenciones a la exportación y medidas de efecto equivalente, tanto en los intercambios bilaterales como en los realizados con países terceros con los que las partes tengan acuerdos recíprocos en tal sentido, ampliando así el efecto del TTIP. Ello beneficiaría en mayor medida a Estados Unidos que en la actualidad mantiene una balanza, tanto general, como alimentaria, desfavorable con la UE.
Por otro lado, junto con la propuesta agraria, la UE ha presentado también una oferta para el capítulo TTIP de coordinación reguladora, que implantaría un mecanismo de armonización de la legislación entre la UE y EEUU en diversas áreas y, entre ellas, algunas de importancia como seguridad alimentaria, sanidad animal y vegetal y productos fitosanitarios. LA UNIÓ cree que “se olvida en el conjunto de la posición de la UE medidas tendentes a asegurar que los productos agroalimentarios que entren en el mercado comunitario a la mesa de los ciudadanos europeos cumplan los altos estándares de calidad, ambientales y de seguridad que se exigen a los producidos por nuestros agricultores y ganaderos”. En este sentido LA UNIÓ considera también que la Unión Europea debería haber incluido garantías para que EEUU no ponga en cuestión el mantenimiento de los niveles de ayuda interna europeos. Tras las últimas Reformas de la PAC la UE ha realizado ya todos los esfuerzos que podían demandársele para que la ayuda interna no suponga distorsiones al mercado y es el momento de que, en reciprocidad, se le reclamen lo mismo a las ayudas agrarias en Estados Unidos. Igualmente se deberían prever clausulas correctoras en caso de fluctuaciones extraordinarias de las divisas Euro/Dólar, que tiene un notable efecto sobre el comercio.
Así mismo, LA UNIÓ opina que la oferta de la UE en materia de coordinación reguladora implicaría tener que dar cuenta en fase de estudio a Estados Unidos, de todas aquellas iniciativas y proyectos reglamentarios que puedan quedar afectadas por dicha coordinación, con objeto de dar la posibilidad tanto al gobierno de EEUU como a las empresas que allí pudieran considerarse afectadas. Esto, unido a las competencias que se subrogaría la Comisión Europea como autoridad reguladora para decidir sobre las cuestiones objeto de coordinación, debilita las capacidades del Parlamento Europeo, en favor de aumentar el poder ejecutivo de la Comisión y el de influencia de Estados Unidos.
Por último, LA UNIÓ estima positivo que la UE busque en su propuesta específica sobre comercio de vinos que en los Estados Unidos las indicaciones geográficas europeas cuenten en aquel territorio con un nivel legal de protección que impida su uso por parte de los productores americanos, debiendo asegurarse un trato similar para todos nuestros productos agroalimentarios amparados por una denominación de origen o de calidad, constituyendo una línea roja a la que no se debe renunciar en este apartado sectorial.
LA UNIÓ de Llauradors