El Júcar-Vinalopó se convirtió ayer en realidad. Si bien con agua de la toma que rechazan los regantes, en el azud de la Marquesa -enviada hace dos años a Villena para probar la conducción-, ayer los campos alicantinos se regaron por primera vez con agua del Júcar. Regantes y Consell, no obstante, consideran que el primer riego con agua de Cullera debe suponer el inicio de la recuperación del trazado original de la conexión entre los dos ríos, derogada en 2005 por la exministra Cristina Narbona.
La distribución de los recursos hídricos almacenados desde el embalse de San Diego permitirá abastecer una de las zonas de cultivo más necesitadas por al sequía. En total son cinco los hectómetros embalsados, cuya circulación permitirá también comprobar el estado de las canalizaciones.


Consenso con las partes
Al mismo tiempo, el vaciado del embalse permitirá localizar y reparar las fugas, para llenarlo y vaciarlo de nuevo, todavía en fase de pruebas. Este proceso, según las fuentes consultadas, puede prolongarse durante los próximos dos años. Ese es el plazo que regantes y Consell se marcan para abordar las negociaciones necesarias con todos los agentes implicados para poder recuperar el trasvase original, o al menos una alternativa a la toma en Cullera.
Se trata, fundamentalmente, de que la toma en Cortes de Pallás, como se proyectó en 2001, permita enviar agua de mayor calidad y con un menor coste energético, lo que permitiría asimismo reducir sensiblemente su precio.
Los regantes pagarán 5 céntimos por metro cúbico a la sociedad estatal Acuamed -aunque se trata de un precio muy por debajo de mercado, al tratarse de agua enviada en el periodo de pruebas-, y el diferencial hasta los 18 céntimos se destinará a una bolsa para reparaciones y a amortizar el millón de euros de deuda contraida para pagar parte de las obras.  Leer noticia completa en ABC