Las verdades de Juanita de la Pobla Llarga
Las críticas al Consell, los recortes y la corrupción convierten a esta mujer de 69 años con una hija dependiente en un fenómeno en internet
Las caras de la crisis. Juanita "la peluquera" acude periódicamente a Valencia, a pesar de su enfermedad, a dar de comer a su hija tetrapléjica, ingresada en una residencia donde cada vez son menos las manos que se ocupan de los pacientes. La vecina de la Pobla Llarga realiza una apasionada denuncia al "gobierno de corruptos, criminales, ladrones y sinvergüenzas" en un vídeo que ha arrancado miles de visitas. Juanita Llinares, "la peluquera", como se la conoce en la Pobla Llarga, le teme a pocas cosas, y a hablar claro no es una de ellas. En un vídeo de apenas tres minutos y frente a la Generalitat, arremete contra el Consell, los recortes, la corrupción y la apatía de la sociedad. "Ens ficaran a viure baix d'un pont del riu Túria i encara callarem", lamenta en una conversación con Levante-EMV. Su indignación se alimenta cada día cuando se ve obligada a cenar pan con aceite y sal, mientras su hija dependiente sufre los recortes en una residencia del centro de Valencia. En apenas 24 horas, el vídeo de Pomelo TV ha sido visto cerca de 30.000 veces. Cuando al lector le lleguen estas líneas serán muchas más. A sus 69 años, no le caben en los dedos de una mano las desgracias que le han asaltado a lo largo de su vida, que más allá de deprimirla, le encienden con más fuerza las ganas de luchar. "Mi hija se quedó tetrapléjica a los 14 años, jugando en la piscina del pueblo. Ahora tiene 35 y vive en una residencia en la que una sola persona tiene que dar de comer a más de 20 enfermos", denuncia. A pesar de padecer una enfermedad "de los huesos", Juanita va a visitar a su hija siempre que puede. "Aunque mi Natalia come poco, yo vengo a ayudar. No dan a basto", indica. "De 400 euros que le dan, 300 son para la residencia. Con el resto tiene que comprarse las medicinas, que han subido, y demás productos básico", cuenta. "Esto es un disparate". Tenerla en casa es más difícil aún: sus hijos ya no viven con ella y Juanita no puede moverla sola. Tampoco recibe ninguna ayuda social de la localidad. El marido sufrió un infarto cerebral y cobra 500 euros al mes. Ella, su pensión de cerca de 300 que recibió al tener que dejar la peluquería para atender a su hija. "Por las noches no puedo dormir, pensando en mis nietas y mis hijos sin trabajo. ¿Qué más tiene que pasar para que reaccionemos". Juanita se responde: "Mientras que los abuelos tengamos para ayudar a nuestros hijos y nietos, estarán demasiado dormidos. Solo cuando vean que les falta para comer, se moverán"."Con 11 años dejé el colegio. La naranja ese año se echó a perder y tuve que venir a Valencia a casa de un sastre a coser. Cuando tuve 19, me fui a Inglaterra para después poder pagarme la academia de peluquería". Su emigración le recuerda a la de los jóvenes de ahora, "aunque yo no tengo estudios ni cultura", se lamenta. Leer noticia completa en levante-emv.com-
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