Una veintena de colectivos animalistas, apoyados por Esquerra Unida, Compromís y Esquerra Republicana y Els Verds denuncian las llamadas becerradas cadafaleres que se celebran el próximo lunes y jueves dentro de la Semana Taurina de Algemesí.
El pasado sábado, representantes de dichos colectivos se manifestaron por octavo año consecutivo en dicha localidad para pedir su abolición y convocan a los ciudadanos y medios de comunicación el lunes por la noche en la plaza de toros para que sean testigos de los que consideran "una cruel celebración".
Un centenar de personas participaron en la marcha que recorrió las principales calles del centro de la ciudad bajo las consignas: 'Algemesí antitaurí', 'Becerrades mai més' (Becerradas nunca más) o 'Torturar bouets no és de valents' (Torturar toritos no es de valientes). Se leyeron tres manifiestos y se rindió homenaje al 'tío Batiste', un histórico antitaurino local. En una de las proclamas, se subrayaron las prohibiciones taurinas aprobadas en España y en países sudamericanos. "No hagamos que Algemesí sea el último reducto de la barbarie animal del mundo", demandaron.
Pacma, Iniciativa Animalista, Folgança, Anima Naturalis o Lidera! fueron algunos de los colectivos presentes, además de dirigentes políticos a título individual: el diputado en las Cortes del PSPV, Juan Soto, y los parlamentarios Fran Ferri y Marina Albiol.
"En las becerradas cadafaleres se lidian y matan animales que ni siquiera tienen dos años de edad y que no representan ningún peligro por lo que se utilizan en las Escuelas de tauromaquia para que practiquen los jóvenes", dice Jesús Frare de Iniciativa Animalista. "En Algemesí quienes las torean y las matan son los propios festeros, sin ningún conocimiento de la lidia, en muchas ocasiones medio embriagados, que debido a su inexperiencia causan un terrible sufrimiento al animal. Testimonios fidedignos afirman que se le ha llegado a clavar hasta 14 veces el estoque antes de matarlo".
Estas corridas se llevan a cabo en los cadafales, una serie de cubículos en los que se divide la plaza de sección cuadrada, que se subastan previamente entre las collas festeras. Una vez adjudicado, cada colla gestiona su espacio y es en él donde, en horario nocturno, llevan a cabo la faena.
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Para los participantes se trata sobre todo de una diversión en clave humorística que se desarrolla entre risas y bromas. Algunos acuden disfrazados y en distinto grado de embriaguez. Aunque en principio se prohíbe la asistencia de niños, en más de una ocasión estos presencian el lento martirio y muerte del pequeño animal, que no deja de gemir y berrear mientras las banderillas, estoques y puyas se clavan en su cuerpo. Bel Carrasco.
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