En el año 2007, la alcaldesa de Alzira Elena Bastidas declaraba que: “Es una satisfacción comprobar cómo la Generalitat ha cumplido su compromiso de construcción del Palacio de Justícia de Alzira” después de que el Consell aprobase las obras.
Bastidas aseguró que ese edificio “mejorará las condiciones de trabajo de los profesionales del mundo del derecho, cosa que repercutirá en la calidad de la justicia impartida”.
El Palacio de Justicia se iba a levantar sobre el solar de 2.300 metros cuadrados que el Ayuntamiento cedió a la Generalitat. El edificio iba a tener un presupuesto de 12’4 millones de euros y una superficie de 10.400 metros cuadrados. También iba a acoger todas las dependencias judiciales de la capital de la Ribera Alta que se encontraban repartidas en diferentes sedes.
El Ayuntamiento de Alzira, una vez en funcionamiento el Palacio de Justicia, iba a pedir que los edificios en los que estaban los juzgados (Ronda de Algemesí y Plaza del Sufragio) pasaran a titularidad municipal.
Los políticos tienen un verbo muy ligero para anunciar cosas y obras futuras. Para ellos todas las promesas son seguras sin pensar en contratiempos o que hay circunstancias que pueden echar para atrás sus proyectos. Todo es seguro y fiable, para un político no existen expresiones como: “si nada lo impide…”, “quizá…”, “es probable que…”, etc., etc. No, un político dicta las cosas como si fueran una sentencia.
Con el paso del tiempo, si las cosas no salen como ellos han pronosticado nunca salen a decir “me equivoqué”. En ese momento, solamente tienen una opción: que el ciudadano se olvide de sus promesas.
Afortunadamente existen las hemerotecas para recordar las cosas.