Más de 500 millones de euros de pérdidas en el campo por sequía y pedriscos en 2014 sin ayudas
El veto ruso a las producciones agrarias es otro de los hechos del año. Para 2015 destaca la aplicación de la nueva reforma de la Política Agrícola Común (PAC)
LA UNIÓ de Llauradors destaca dos grandes cuestiones del año agrario que está a punto de concluir: la grave sequía que ha afectado a nuestros cultivos y el veto ruso a las exportaciones agrícolas europeas.
Las adversidades climatológicas han afectado de forma negativa al sector agrario valenciano. Ha habido numerosos pedriscos aunque lo más grave ha sido sin duda la sequía. Más de 500 millones de euros contabilizados en daños por adversidades climatológicas sin apenas ayudas para compensarlas. Todos los sectores productivos se han visto afectados o amenazados: el almendro, el olivo, el cereal, la viña y evidentemente la ganadería extensiva, pero también los cítricos o la fruta. Y es que la sequía comporta unas repercusiones negativas en el sector agrario tanto para las zonas de regadío como para las de secano. Ha provocado una disminución del nivel de los acuíferos y una salinización de los pozos de riego, el incremento de los riegos y consiguiente aumento del coste energético en un momento donde las tarifas eléctricas tienen un precio muy elevado y un incremento de las plagas y la pérdida en cantidad y calidad de la producción, a las que tenemos que añadir la pérdida de arbolado en muchos casos o la disminución de los calibres de las diferentes producciones. Pese a la magnitud de los daños las únicas ayudas a que han optado los agricultores y ganaderos valencianos son para carencia o financiación del coste de los avales en préstamos, es decir, medidas para endeudar aún más los maltrechos bolsillos de los productores. Nada más por el momento.
En el veto ruso se ha utilizado de nuevo a nuestra agricultura como moneda de cambio de los intereses económicos y políticos. Los gobernantes europeos han vuelto a poner por delante, como ya lo habían hecho con Marruecos, los intereses personales de unos pocos grandes especuladores energéticos frente a la gran mayoría de sus ciudadanos. En lo que se refiere a las ayudas que se han aprobado, como de costumbre, han beneficiado a los productores centroeuropeos y han dejado fuera producciones importantes donde habrá pérdidas directas por el retroceso en el consumo. Destacar por ejemplo que ni la granada ni el limón tienen ayudas pese a las demandas del sector.
Aplicación reforma PAC
Para el año que comienza existen bastantes preocupaciones para los agricultores y ganaderos de la Comunitat Valenciana como es el de la aplicación de la reforma de la Política Agrícola Común (PAC) 2014-2020, que por motivos del retraso en la aprobación de la ficha financiera de la Unión Europea se aplicará en 2015. Sobre la reforma de la PAC habrá un nuevo recorte en las ayudas. En la parte positiva hay que indicar que los cultivos permanentes cumplen los requisitos del componente verde y por lo tanto recibirán esta parte de ayuda. Esto beneficiará los cítricos, olivo, viña y fruta; así como a cultivos bajo agua como el caso del arroz. Los aspectos más negativos de la reforma se encuentran en la ausencia de medidas para paliar crisis de mercados, en la poca atención a la ganadería y en la posibilidad de que accedan cazaprimas y absentistas a las ayudas tras un cambio de última hora. Los mecanismos de mercado y la potenciación del papel del agricultor frente a los intermediarios y a la gran distribución son los grandes olvidados de la reforma y apenas se mencionan de forma ambigua, pero en ningún momento se adoptan medidas para limitar el poder de la gran distribución en las negociaciones de la cadena alimentaria. También, además de no contemplar la demanda de que las ayudas llegaran a todos los sectores y se primara a los profesionales, hay que destacar la supresión de las ayudas a aquellos que perciben menos de 300 euros. Esta medida, aprobada en Conferencia Sectorial con el voto favorable de nuestra Conselleria de Agricultura, supondrá que alrededor de 33.000 perceptores valencianos de ayudas de la PAC dejarán de percibirla progresivamente a partir de 2015 y por eso ya le hemos pedido a la Conselleria de Agricultura que arbitre fórmulas efectivas para evitar esta medida perjudicial para los productores.
Ayudas pendientes
LA UNIÓ seguirá reclamando a la Conselleria de Agricultura que se ponga al día en el pago de las ayudas pendientes de abonar a los agricultores y ganaderos que legítimamente les corresponden y que además les crea un agravio comparativo y menor competitividad respecto a sus homólogos de otras comunidades autónomas. Mientras en algunas de éstas hay retraso de algún mes, aquí es de años y eso que se puede decir que el nuevo equipo de la Conselleria de Agricultura ha agilizado el pago para evitar perder las ayudas por parte de la Unión Europea. Es triste también que este año 2014 que va a concluir no haya habido ayudas para la primera instalación de agricultores jóvenes, planes de mejora, producción integrada en cítricos y en vid o agricultura ecológica; todo ello por no haber gestionado correctamente los fondos y haberlos agotado.
Estos retrasos coinciden con los continuos recortes en los presupuestos de la Conselleria de Agricultura. Hay que señalar que para 2015 se sitúa a la cola de todo el resto de departamentos de la Generalitat, sólo por encima de Hacienda y Administraciones Públicas, lo que pone de manifiesto la desatención hacia un sector productivo estratégico económica, social y medioambientalmente.
La ligera subida respecto al pasado año, cifrada en un 3,7%, es insuficiente por tanto para frenar la sangría de abandonos en el campo valenciano y certifica que el sector agrario es prioritario únicamente para realizar promesas y para intereses electorales, pero la realidad indica que cada vez importa menos y a este paso tendrá un carácter puramente residual en los presupuestos de la Generalitat. El presupuesto baja de forma muy importante en inversiones destinadas a actuaciones en investigación y tecnología agraria (-27%), en desarrollo y mejora de la ganadería (-56%), en calidad agroalimentaria (-29%) o en desarrollo del medio rural (-24%).
El año 2013 descendió por primera vez en la última década de la barrera psicológica de los 300 millones de euros y ya no hay manera de que se acerque pues se sitúa para 2015 en 255 millones de euros. Desde la entrada en vigor del euro hasta la fecha el presupuesto destinado por la Generalitat a las políticas agrarias ha bajado un 34 por ciento. Prueba de lo anterior es que en 2001 el presupuesto representaba el 4,77% del global de la Generalitat y a partir de ese año ha ido disminuyendo hasta llegar a situarse en el 1,49% para 2015. Los gastos de personal y funcionamiento de la Conselleria de Agricultura siguen siendo muy relevantes respecto al resto de capítulos del presupuesto y representan el 36% del mismo.
Es evidente que los recortes en la política de seguros agrarios por parte del Ministerio de Agricultura provocaron un descenso en la contratación de los mismos que empieza a revertir porque se han dado cuenta posteriormente. Los seguros son el mejor instrumento de compensación de rentas que tienen los agricultores ante cualquier adversidad climatológica. Hay que volver a un nivel de subvenciones a la contratación adecuado para impedir que no se aseguren las cosechas.
En otro orden de cosas los costes de producción siguen al alza y entre ellos el de la factura eléctrica para los pozos de riego que sigue en una espiral al alza desde que desparecieron las tarifas especiales para el riego agrario. Hay que tener en cuenta que el gasto eléctrico representa aproximadamente ya más del 30% de los costes del sector agrario y es muy importante reducirlo. Todo ello junto al aumento del precio del gasóleo, fertilizantes, etc.,.
Los agricultores valencianos exigen unos precios justos por sus producciones que les permitan continuar viviendo de la agricultura. Hay que equilibrar los excesivos márgenes existentes entre origen y destino. La Ley de la Cadena Agroalimentaria y sus reglamentos de aplicación deberían servir para eliminar las actuales diferencias, a la espera de una normativa comunitaria que evite los abusos en la posición negociadora por parte de la gran distribución. Tenemos unos productos agroalimentarios de gran calidad en la Comunitat Valenciana, entre todos y con el apoyo de las Administraciones Públicas hemos de darlos a conocer e incentivar su consumo. Es fundamental continuar con la actividad exportadora y abrir nuevos mercados, pero también es relevante educar a los ciudadanos en el consumo de los productos locales, en valorizar los productos de nuestra tierra.
No podemos olvidar tampoco que los robos en el campo son una auténtica lacra social. Hay que incrementar la vigilancia en las zonas rurales, cuyos habitantes tienen los mismos derechos que los de las zonas urbanas. La reforma del Código Penal, actualmente en fase de tramitación parlamentaria en el Congreso de los Diputados, debe ser pronto una realidad para que tenga un efecto disuasorio y con condenas ejemplares. Hay que controlar los almacenes, empresas o chatarrerías sospechosas de comerciar con objetos robados. Desde la Unió aconsejamos a los agricultores denunciar los robos para que se tenga en cuenta a la hora de las estadísticas oficiales. Gracias a la presión y reivindicación constante de la Unió este año se han puesto en marcha algunas medidas que van por el camino de paliar los robos, como es el caso de los grupo ROCA o el documento identificativo DATA.
Otro aspecto clave es el de las importaciones. Cada vez hay más productos importados en nuestros supermercados y cadenas de distribución. El problema es que muchas veces entran en competencia con nuestras producciones sin que los diferentes responsables de los mismos sepan priorizar aquellas producciones de la tierra en detrimento de las importadas. Otro hecho grave de las producciones importadas es su amenaza ante la posible entrada de plagas desconocidas hasta la fecha en nuestro territorio. Por no entrar también en la calidad o el mayor coste energético de una producción u otra: No puede tener la misma calidad una fruta recolectada fresca, con kilómetro cero, aquí al lado como la nuestra, que otra pasada por cámaras y transportada desde miles de kilómetros de distancia. Tampoco podemos olvidar la diferencia de los costes laborales entre unos y otros países, en algunos casos son salarios infrahumanos o explotación infantil; ni tampoco el hecho de que puedan emplear fitosanitarios prohibidos aquí por las autoridades de la Unión Europea pero permitidos allí y luego entran sin problemas en los mercados comunitarios. ¿Cómo se entiende esto? Destacar también la falta de ética de muchos empresarios agrícolas de aquí que producen allí también para beneficiarse de todo lo anterior. Se las dan de muy valencianos pero no les importa lucrarse a costa de los agricultores de su tierra.
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