elarmariodeamanda20121129
El toro Ratón era una máquina de hacer billetes de todos los colores por ser uno de los atractivos más cotizados de algunas de las fiestas populares de la Comunidad. Tenía un libro y hasta un videojuego del que era protagonista. Eso en la parte lúdica. En sus ratos libres, además, hacía de toro: mugía, corría, embestía y hasta revolcaba por el suelo a cualquier 'josetomás' con deportivas que no fuera más rápido que el astado para evitar la trayectoria terminante de sus pitones.
En su reaparición en el verano de 2011, no sin ruido de fondo, en Sueca, se recibió al calcetero en 'su' casa con las bandas sonoras de 'Superman', 'La muerte tenía un precio...'. Era un recibimiento de despedida, se suponía. Pero volvió a la arena en la última Feria de Fallas, su último 'bolo'.
En Sueca, unas 2.800 personas acudieron al acontecimiento. Y al personal se le quedó cara de haber sido pillado metiéndose mano a oscuras. De repente, tic, la luz. Ui. El toro Ratón se paseó por la arena luciendo tipín, la mayor parte del tiempo contemplativo como los toros de Guisando; no apuró en las arrancadas más de lo que los recortadores estuvieron dispuestos a hacer.
Justo en esa sensación de festival a medio hacer, superada la impaciencia por la epifanía, se desvaneció la estadística idealizada que el aforo, a regañadientes, ya tenía aceptada y que si por ella sola fuera no tendría el mismo poder de convocatoria. Esto es: que sacar a Ratón no era, precisamente, sinónimo de accidente y minutos en la tele.
Aunque el saldo de heridos no superaba la decena y provocó dos muertes por imprudencia en más de cinco añosde encierros, el toro se hizo estrella y en agosto el fenómeno alcanzó rango de pitón -que no dejaba de ser serpiente- de verano.
A sus 14 años, unos 80 humanos al cambio, "solo estaba para exhibirlo. Tenía aún 7 u 8 compromisos pendientes. Pero se ha muerto, ¿qué le vamos a hacer?", explica a ELMUNDO.es Gregorio de Jesús, fundador y padre del actual gerente de la ganadería de la divisa azul y blanca, la más antigua de Valencia (adquirida en 1972), que llegó a recibir la visita de decenas de curiosos llegados de toda la provincia para conocer al lucero más mediático.
Al segundo enganchón con resultado de muerte, el toro de la ganadería de Gregorio de Jesús se convirtió en una celebridad. Su nombre anunciado en un cartelón era sinónimo de sangre hecha barro. Sergio Moreno.
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