Paco Llopis ha colgado el delantal y ha dejado de lado la manga pastelera para disfrutar de su merecido descanso tras 56 años de profesión. En una extensa entrevista, desde el diario El Seis Doble, realizamos nuestro sencillo homenaje a un profesional que lo ha dado todo por sus creaciones. La marca Llopis sigue conquistando la vida de los miles de clientes, cautivados por sus creaciones, tanto en salado como en dulce.
La Pastelería Llopis sigue
con su misma línea
tradicional de siempre
“Mucha gente se asusta porque piensa que ya no va a poder seguir consumiendo mis productos, pero están muy equivocados; Llopis sigue abierto a su público con el mismo equipo de profesionales, con las mismas creaciones, realizadas con el mismo cariño como yo las preparaba y con las mismas materia primas, qué es donde reside el éxito de los productos Llopis”, asegura Paco.
Además, nos cuenta que sigue asesorando a los componentes de su equipo que han tomado las riendas, junto a un equipo empresarial, para que la pastelería siga despachando esos dulces y salados que tantos paladares han seducido.
“Necesito descansar, han sido muchos años al pie del cañón, voy a pasar tiempo con mi familia y voy a hacer todos esos viajes que no pude hacer en Navidades, Semana Santa o Fallas por encontrarme trabajando en mi obrador”, nos confiesa Llopis.
En el podcast de audio incluido en esta entrada, podrás escuchar cómo Paco Llopis rememora sus inicios, cómo empezó a investigar y a aplicar todo lo que aprendía en los numerosos cursillos que ha realizado de la mano de los mejores maestros, sus primeras inversiones en maquinaria y cómo tratando exquisitamente las mejores materias primas ha logrado el equilibrio perfecto en el mundo del dulce y del salado.
JMO
Una vida dedicada a la pastelería creativa y artesana
Paco Llopis es un pastelero de renombre, no sólo en Alzira, sino también más allá de nuestra ciudad. Su tradición familiar hornera hizo que su infancia y juventud la viviera en un obrador. Era una época difícil y ¡había que trabajar! A pesar de que puso todos los impedimentos para huir de este sacrificado oficio, no lo consiguió. El destino actúo de forma inevitable para reconducirle a lo que ha sido su vida: la pastelería creativa y artesana.
La calidad de las materias y la innovación han sido
siempre sus máximas y sus normas de conducta
El carácter inquieto de Paco Llopis ha hecho que nunca se estancara. Siempre, incluso en la actualidad, después de tantos años, se ha preocupado por el aprendizaje e investigación de nuevas tendencias. La calidad de las materias y la innovación han sido siempre sus máximas y sus normas de conducta.
De naturaleza positiva, nunca piensa que algo va a salir mal. Reconoce que el mejor premio que ha conseguido es la fidelidad de sus clientes.
Tal como nos cuenta en la entrevista, siempre tuvo claro la importancia de una buena materia prima para elaborar cualquier producto, aunque es consciente que a la misma hay que ponerle cariño para no destrozarla, porque es más difícil tratar una buena materia prima que una mala.
un referente en el mundo de la repostería
Mantuvo siempre una máxima: “hacer las cosas bien”. Aparte de satisfactorio y gratificante, siempre confío en que esto se reconociera. En su obrador cuidó en todo momento hasta el último detalle, mantuvo permanentemente su línea, no dudó nunca que de mantener la calidad fidelizaría a sus clientes.
Supo formar y convivir con un buen equipo de trabajo, colaboradores que han sido fieles compañeros de viaje durante muchos años y piezas importantes de un engranaje que han llevado a reconocer la marca “Llopis” como un referente en el mundo de la repostería.
Para Paco Llopis, el arte y oficio de hacer pasteles ha sido un culto en el que la inspiración, a pesar de su importancia, supone un porcentaje inferior al del trabajo. Su constancia laboral le han llevado a multitud de reconocimientos, entre los que cabe destacar los del ‘Gremi de Mestres Sucrers de Valencia’ en varias ocasiones, el ‘Premio Excelencia’ (2010) y el reconocimiento de su ciudad en la ‘Semana de la Economía’ (2017).
Su vida, por edad, por experiencia, está firmemente asentada y, ahora, además, con tiempo libre, razón suficiente para disfrutar de sus aficiones: arte, cine, teatro, ópera, lectura viajes… y ¡cómo no! de mayores ilusiones, de sus mejores “pasteles”, que no son otros que su mujer, sus hijos y sus nietos. Las despedidas no son siempre tristes, en ocasiones son el paso hacia una etapa de la vida mejor.
Ramón Alfil