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El encanto, la ilusión o la excitación por practicar un deporte a nivel semiprofesional o aficionado muchas se convierte en un auténtico quebradero de cabeza. Incluso en una odisea. El mexicano Jesús Cantú lleva ya dos días retenido en las instancias aduaneras del Aeropuerto de Barajas, en Madrid, después de que las autoridades responsables del paso fronterizo no hayan creído su versión de que se ha desplazado a tierras españolas para, simplemente, jugar al fútbol americano. Sin contrato profesional, sin remuneración alguna. Demasiado prosaico, habrán pensado. Cantú, más conocido en el mundo del balón ovalado como "Chuy", llegó a España el lunes por la tarde. Allí lo esperaba un emisario del Sueca Ricers, el equipo por el que ha fichado y con el que está previsto que juegue la liga española. El club ribereño simplemente le suministra un piso en el que vivir (propiedad de uno de los miembros de la directiva y que le cede gratuitamente) y su manutención, con el objetivo de que su estancia en tierras arroceras (que se alarga durante los meses que dura la liga) no le cueste dinero, al considerado uno de los mejores "cornerbacks" que se pueden ver hoy en el campeonato español. En la aduana no calaron dichas explicaciones y Cantú fue retenido. El enviado suecano tuvo que volverse con las manos vacías y empezó entonces un duro papeleo del club que sigue sin solución. En la aduana se van pasando las responsabilidades y la entrevista de ayer con el responsable de inmigración siguió sin ofrecer soluciones, más allá de aclararse que Cantú volverá a su país, México, el 1 de diciembre si nada cambia.
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