Un rastro de bridas se suma al "porompompero" de la rotonda de Les Fulles en Alzira
La imagen de desidia que damos es impensable en entradas principales de ciudades como Gandía o Xàtiva, por poner dos ejemplos de ciudades bastante más cuidadosas que la nuestra
Alzira es una ciudad en la que predomina en muchos de sus entornos la desidia y el abandono; de ello hemos dejado constancia en bastantes entradas. Pero si alguna zona concreta se lleva la palma es la famosa rotonda de Les Fulles, denominada también en valenciano macarrónico como "La rotonda dels llansols", por ser el lugar apropiado para anunciar en sábanas colgadas que alguien se casa, cambia una freidora de patatas por un orinal o vende a su suegra; algunas de ellas (sábanas, que no suegras) han estado hasta varios meses luciendo a la vista de miles de vehículos que pasan por el lugar al ser una de las entradas principales a nuestra ciudad.
Si uno es de Alzira, no pasa nada, queda en casa, pero todo aquel que nos visite, ésta es la primera imagen pachanguera que tiene de nuestra ciudad. Allí hemos visto de todo, la hemeroteca es sabrosa y esperpéntica, mejor no recordarla.
Hoy nos vamos a detener en las bridas, esas correítas de plástico duro que sirven para ensamblar o fijar carteles u objetos sin utilizar pegamentos, clavos o tornillos.
A veces, algunos usuarios (siempre los mismos) nos tildan de que nos preocupamos de cosas sin importancia. 'Ya ves, unas bridas, con la de cosas primordiales que hay en el municipio', dirán estos. Pues bien, también nos ocupamos de los asuntos sustanciales, cualquiera que nos lea lo sabe. Pero es que no son unas bridas en esta rotonda; es la maleza, los solares abandonados, la suciedad, las chapuzas, postes olvidados, la inaccesibilidad, la falta de mantenimiento... Ya las iremos descubriendo todas, tenemos un arsenal de fotos. Quien se quede en las bridas, no pasa de lo superficial, el problema básico es la imagen de desidia que damos, impensable en entradas principales de ciudades como Gandía o Xàtiva, por poner dos ejemplos de ciudades bastante más cuidadosas que la nuestra.
La suma de las cosas "sin importancia" suman el "porpompompero" de esta entrada de Alzira, así que volvamos a las bridas. Las fotos no engañan, ahí están. Las señales o las vallas son utilizadas por incívicos para llenarlas de cartelitos, alguna señal cuenta con hasta cinco bridas. Hay que considerar que como todo aquel que desconoce los principios del civismo no va a quitar los carteles, estos acaban volatilizándose, pudriéndose... pero las bridas quedan.
Alzira recibió la "Escoba de oro" en 2010. Elena Bastidas (coste al erario público: 6.000 euros al mes) fue a recogerlo, acompañada de la edil de Servicios Públicos Lola Ortega (coste al erario público: 4.000 euros al mes). La máxima autoridad declaró: “Es un orgullo para todos los alzireños y alzireñas que premien nuestra ciudad con un reconocimiento público tan importante como la Escoba de Oro, porque significa que Alzira es una de las ciudades de España que más invierte y trabaja por el servicio de limpieza”. Aquí sería el momento en el que el Gran Wyoming pondría su cara marmolizada de sorpresa.
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Las diversas capas de asfaltado provocan un desnivel que nadie se ha preocupado en suavizar o rebajar
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Del aspecto verbenero de esta rotonda alguien será responsable, ¿o no?
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"Del aspecto verbenero de esta rotonda (en las sabanas no acaba la cosa), alguien será responsable, ¿o no?"
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