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La vida es terriblemente caprichosa. «Vinimos aquí para mandar dinero a nuestras familias y ahora resulta que vivimos gracias a lo que nos hacen llegar ellas». El valenciano José Mocholí relata, sin perder los nervios, el calvario de sus últimos meses en Freetown (Sierra Leona). Sin pasaporte, con sus camiones retenidos, sin dinero... Lo único que conserva es su determinación a resistir. «De aquí no nos vamos sin los camiones. Es lo único que tengo», admite. A su lado, su hermano Enrique. El grupo lo completa Luis, vecino de Alberic y otros tres españoles. La historia de José y sus compañeros encaja en un perfil muy retratado en los últimos años. «Siempre hemos sido transportistas. Pero el último año (2012) fue terrible». Y surgió la posibilidad de Sierra Leona. «Hicimos el esfuerzo». La aventura comienza en enero de este año. Los valencianos y el resto del grupo fueron contratados por la empresa Aznar Quarrying Logistics. «Era un servicio, en principio para tres años, que consistía en transportar hierro desde una mina al puerto». Aquello no parecía una mala idea.
No obstante, los problemas no tardaron en aparecer. «Nada más llegar, el papeleo de los pasaportes y los visados no estaba arreglado pese a que habíamos adelantado un dinero para estas gestiones». Mocholí cuenta que en Inmigración se quedaron con su documentación. «Estuvimos ilegales desde el primer día», concluye. Por otro lado, casi de inmediato surgieron las discrepancias entre la firma valenciana que les había contratado y el socio local. «Estuvimos casi dos meses parados hasta que se solucionó el primer problema». Y entonces comenzaron a trabajar. «Jornadas intensivas, interminables...». Este periodo comprende del 11 de marzo al 8 de mayo. Pese al esfuerzo «no hemos cobrado nada».
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