Ayer tuvo lugar en Alzira la presentación del libro ‘Ripollés mola’, de Arturo Blasco y Laura Granel. Al finalizar, se inauguró la exposición ‘Ripollés i Alzira', que recoge una muestra de esculturas, pinturas y grabados de Juan Ripollés que estará abierta al público hasta mediados de enero, aunque la organización no supo concretar el día de la clausura. El acto se llevó a cabo en la Casa de la Cultura de nuestra ciudad.
Contó con la presencia del concejal de Cultura Carlos Correal, el historiador y crítico de arte Bernat Montagud, el archivero y cronista de la ciudad Aureliano Lairón y los autores del libro Arturo Blasco y Laura Granell en un acto que fue conducido por Elisa Torremocha, directora de la Casa de la Cultura. Se echó en falta la presencia de Ripollés.
La muestra ‘Ripollés i Alzira', compuesta por una colección de 9 lienzos, 4 esculturas, 17 grabados de gran formato y 40 de tamaño más reducido, es una antología de la obra del artista que busca, sobre todo a través del color y las formas más o menos abstractas, acercar al polifacético artista a los visitantes. Se da la circunstancia de que esta es la primera vez que Ripollés expone su obra en su ciudad natal.   
Perfil
Juan García Ripollés, castellonense nacido en Alzira fue chatarrero y pintor de brocha gorda, hasta que se marchó a París en 1954. Quería ser pintor, y allí, cuatro años después de su llegada, colgó sus cuadros en la prestigiosa galería Drouand David, la misma que había expuesto a Picasso y Chagall.
Desde su regreso a España, en los años sesenta, su taller es la naturaleza.  Hoy en día, a sus 80 años, aún es así: pinta en la huerta de su casona en la pequeña pedanía de Mas de Flors, en Castellón.  Durante las últimas cinco décadas, sus lienzos y grabados se han mostrado en las mejores galerías y museos de Ámsterdam, Nueva York, Tokio o Beijing.  Sus esculturas de gran formato han sido instaladas en los parques y en las principales calles y plazas de Madrid, Sevilla, Valencia, Lisboa, Venecia, Verona, Hertogenbosch o Beijing.