Una mujer que se instaló en Albalat de la Ribera tras ser maltratada, al borde del desahucio
Martes, 5 de noviembre de 2013 | e6d.es
• Francisca, que tiene dos hijas a su cargo, adquirió una casa en Albalat de la Ribera tras vender la que compartía en Sueca con su exmarido
A pocas horas de que se celebrara la subasta de su vivienda y pudiera quedarse sin ella, el ambiente en la casa de Francisca Martí Camarena, en Albalat de la Ribera, no podía ser más pesimista. En un lado del comedor, y por si la amenaza del desahucio se concreta, bolsas de plástico con las pertenencias. Partes de una vida que podrían tener que abandonar la casa si el juzgado de Sueca, hoy, no dice lo contrario. Esta mujer, de 46 años y natural de Sueca, fue víctima de la violencia doméstica por parte de su exmarido, y tiene a su cargo dos hijas, con lo que su situación es desesperada. Hace aproximadamente siete años decidió abandonar la capital de la Ribera Baixa por otra localidad en la que, según ella misma explicó, las viviendas eran más baratas. Así, decidió adquirir una casa que ocupaba con sus dos hijas, ambas entonces menores de edad. De este modo, quería iniciar una nueva vida alejada de la pareja que le había hecho sufrir. La deuda que Francisca mantiene con Bankia, según explicó, apenas alcanza los 8.000 euros de los 105.000 que le costó la vivienda, pero afirma que, desde la entidad, se han negado a concretar negociación alguna. Actualmente, no percibe ningún tipo de prestación y sus problemas económicos le han llevado a que su hija mayor, de 20 años, haya tenido que abandonar los estudios de auxiliar de enfermería que llevaba a cabo en Gandia. La hija mayor se hace cargo de la situación y la comprende, «pero a la de 12 años no se la puedo explicar». La hija mayor explicó que no puede seguir estudiando porque el dinero de la beca lo recibiría prácticamente al finalizar los estudios, algo a lo que no pueden hacer frente. Francisca lamentó que no le den ningún tipo de ayuda, ni siquiera la de 426 euros, y que se tenga que llegar a este extremo mientras, por otra parte, sí se ayuda a los bancos. Manuel García. Leer noticia completa en lasprovincias.es.