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Los cuadros "más frescos y atrevidos" pintados por unos jóvenes Joaquín Sorolla e Ignacio Pinazo al inicio de sus carreras artísticas han sido rescatados de los almacenes de la Diputación de Valencia donde se conservaban, y ahora pueden verse en una exposición junto a otros del Equipo Crónica y Carmen Calvo.
La exposición, denominada "Memoria de la modernidad", es una selección de 120 piezas de las cerca de 4.500 que conforman el fondo patrimonial de la Diputación provincial, algunas de las cuales se han visto en alguna exposición puntual o algún despacho oficial, pero que en conjunto son desconocidas para el público en general.
Estrenada en Requena, esta muestra itinerante se puede visitar actualmente -y hasta el próximo 4 de marzo de 2018- en el Museu Municipal de Alzira (MUMA), si bien ya está prevista su posterior instalación en Gandia, Ontinyent, Torrent y Sagunto, e incluso se estudian peticiones recibidas desde Madrid y Barcelona, donde ha llamado la atención la calidad de la muestra.
Un equipo de la Universitat de València, coordinado por Rafael Gil, ha sido el encargado de investigar durante un año, a petición del presidente de la Diputación, Jorge Rodríguez, en una colección de arte valenciano que está bien conservada pero que carece de un catálogo razonado y de un inventario actualizado.
Gil ha explicado a EFE que muchas de las obras que posee la Diputación se deben al sistema de becas que la Corporación provincial entregó entre 1863 y finales del siglo XX a jóvenes artistas para que completaran su formación en el extranjero, principalmente en Roma y París, que a cambio entregaban cuadros a la institución.
Esa labor de mecenas de las bellas artes de la Diputación de Valencia, con un sistema de becas perfectamente reglado que posteriormente imitó, aunque en menor medida, alguna otra institución, fue "decisivo" para la formación de artistas valencianos como Sorolla, Pinazo y Benlliure, valora Gil.
El comisario de la exposición destaca que los becados pasaban varios filtros para conseguir la pensión, con el fin de garantizar la calidad de las obras, y que esta iniciativa fue "esencial" en unos jóvenes cuyo contacto con las vanguardias internacionales les influyó para crear obras de una calidad "extraordinaria".
Como ejemplo, Gil explica que en la exposición se puede ver el cuadro que presentó Sorolla para optar a la beca, "El grito del palleter", junto a uno que entregó durante su estancia en Roma, "El padre Jofré defendiendo a un loco", donde se evidencia el "cambio importantísimo" que supuso en la obra del valenciano ser pensionado.
Además de las obras de los becados, la Diputación posee otras religiosas procedentes de la desamortización de Mendizábal y varias más adquiridas por la institución, sobre todo en la década de los años 80, lo que conforma "una de las colecciones más importantes del arte valenciano contemporáneo", aunque es "poco o completamente desconocida".
Por ello, su difusión obligará a "repensar" la historia del arte valenciano, que hasta ahora no ha contemplado estos fondos, señala Gil, quien desvela que durante la investigación han podido asignar a José Vergara la autoría de una obra que figuraba como anónima, y augura que en el futuro puede haber más "sorpresas".
El presidente de la Diputación reivindica por su parte la modernidad de una institución que a finales del siglo XIX puso en marcha un modelo de becas comparable a lo que hoy en día son las Erasmus, y que además dio a las mujeres artistas el mismo protagonismo que a los hombres.
Así, esta muestra permite disfrutar, sin necesidad de trasladarse a la capital valenciana, de obras de autores como Sorolla, Pinazo, Francisco Ribalta, Andreu Alfaro, Miquel Navarro, Carmen Calvo, José Benlliure o Bernardo Ferrándiz.
Loli Benlloch | Diputación de Valencia