Aequo animo | El ego nace con el político cuando viene al mundo
Ven su nombre en una placa y se fusionan con los dioses para adquirir la inmortalidad y categoría de divinos
Septiembre inicia curso político y con él un maratón de estupideces para enfilar la recta que lleva a las elecciones municipales de 2015. El calvario de siempre más la retahíla de inauguraciones, primeras piedras y placas con nombres de alcaldes o politicuchos.
El ego nace con el político cuando viene al mundo. Ven su nombre en una placa y se fusionan con los dioses para adquirir la inmortalidad y categoría de divinos.
En cualquier monumento, calle, parque, edificio, etc., ¿por qué tiene que figurar el nombre del político de turno en una placa si esas infraestructuras están pagadas con el dinero de todos?, pero... ¿quiénes son estos? Lo lógico sería ver textos como "El pueblo de XXXX (o los ciudadanos de XXXX) ha hecho posible este parque que se inaugura el...". Nada más.
Muchos de los que aportamos a la sociedad no queremos que nos dejen de por vida el recuerdo de que estuvieron ahí. No son emperadores de la vieja Roma, ni benefactores de la humanidad, son empleados públicos. Las infraestructuras, y hasta la placa, ¡las hemos pagado nosotros doblando la espalda!
Cuando el hombre se mira mucho a sí mismo, llega a no saber cuál es su cara y cuál es su careta. Lo dijo Pío Baroja, que luego vienen todas las culpas a mí.
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