Alumnos con discapacidad se forman en la nueva Escuela de Artes y Oficios de la Fundación Vicente Ferrer
El centro tiene un doble objetivo: mejorar su autoestima y sus oportunidades de empleo
Desde el pasado mes de enero está en marcha en Bathalapalli el primer curso en Artes y Oficios de la FVF para chicos con discapacidad. Carpintería, fontanería, pintura, herrería, electricidad o albañilería son algunas de las materias que se imparten en esta recién abierta escuela. Con esta formación no solo se busca que estos jóvenes sepan clavar un clavo o hacer pequeñas soldaduras, sino que aprendan a ser autosuficientes, a trabajar en equipo y puedan integrarse en el mercado laboral. La duración prevista del curso es de 12 meses, aunque de momento está en fase piloto, si el proyecto logra el éxito esperado se prevé su continuación en años venideros.
Para este primer grupo fueron seleccionados un total de 23 chicos, de edades comprendidas entre los 18 y los 33 años, y para ello se tuvo en cuenta el tipo de discapacidad y la situación familiar. “Para la selección fue esencial también las recomendaciones de los Vikalangula Sanghams, asambleas locales de personas con discapacidad”, explica Dasarath Ramadu, director del Sector Personas con Discapacidad.
A los alumnos del taller además de la formación se les cubre la manutención y el alojamiento en el mismo campus de Bathalapalli. Una medida para evitar los desplazamientos que la mayoría se verían obligados a realizar desde aldeas apartadas, asegura Dasarath, quien no se cansa de repetir que el objetivo del curso es doble. “Por un lado se trata de que estos chicos recuperen la autoestima y sepan que son capaces de hacer todo lo que se propongan; y por el otro ayudarles a encontrar un empleo que les permita vivir de forma autónoma e independiente”.
La importancia de trabajar la autoestima
Dhanunjaya es uno de los 23 estudiantes que forman este primer grupo de seleccionados. Tiene 25 años y perdió su pierna derecha en un accidente de tráfico. Desde entonces se ve obligado a usar una prótesis. Reconoce que al principio fue muy duro. “No sabía cómo moverme y dejé los estudios”, aunque ahora asegura que vuelve a tener ilusión y ganas de seguir adelante. “Todos lo de mi entorno pensaban que nunca sería capaz de hacer nada, ahora les puedo demostrar que se equivocaban”, asegura el joven.
Para el puesto de maestro, la FVF encontró a un voluntario que cumplía con el perfil adecuado. Juanjo Coiradas, un andaluz de 54 años, titulado en restauración y con una dilatada trayectoria en los oficios de reparación y mantenimiento. La metodología: motivarles a ser resolutivos y saber encontrar soluciones, ante cualquier tipo de problema.
Para Juanjo son pocas las ocasiones en las que encuentra dificultades a la hora de comunicarse con sus alumnos. Con gran expresividad y chispa habla inglés, de igual manera que ya se maneja con algunas palabras y frases en telugu. “Como entre todos hablamos diferentes idiomas, recurro mucho a las imágenes, fotos, videos, dibujos, etc.”
Las clases se desarrollan en grupos de trabajos según sus habilidades y preferencias. De manera que puedan trabajar con mayor motivación. No obstante, si en cualquier momento no se sienten a gusto pueden cambiar de grupo para realizar cualquier otro de los oficios.
En los primeros días se les impartieron conocimientos teóricos de geometría y aritmética.
Técnicas imprescindibles, según explica Juanjo, para tener una base necesaria a la hora de realizar cualquiera de los oficios. “Pero sobre todo lo más importante es que no le pongamos límites a su imaginación”.
El curso se encuentra ya casi en el ecuador y los alumnos se muestran muy satisfechos de sus propias capacidades y logros. “Estoy convencido de que la mayoría de sus problemas no provienen de sus discapacidades sino que son más emocionales”, asegura el instructor, quién insiste que lo mejor de este proyecto “es ver como ellos mismos se dan cuenta cada día de su propio potencial”.
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