Esta historia empezó a escribirse el día 7 de marzo. Yo había llegado a las 6 de la mañana a Madrid procedente de México D.F., donde había estado por motivos de trabajo.
Con la intención de vencer al “jet lag”traté de mantenerme activo todo el día y a eso de las 16:00 horas, nuestro pequeñín, Alvaro, al que sus hermano apodaron “pumbita” cuando nació, dijo que le dolía una la pierna a la altura de la rodilla.
Como había hecho especialmente bueno esos días y habían estado jugando bastante en la calle, lo achacamos a un golpe, así que Ibuprofeno y a jugar con sus hermanos, como en cualquier otra ocasión.
Ya de madrugada, de repente, comenzó a llorar de forma desconsolada quejándose de la pierna. La primera vez se calmó y durmió nuevamente, pero algo después, hacia las 6 de la mañana, volvió el dolor y el llanto y su madre, alarmada en primer lugar porque con 3 años le dijo “no sé qué hacer con esta pierna” le examinó y percibió que se le habían inflamado los ganglios, así que rápidamente se lo llevó a urgencias.
Pasaron horas interminables hasta tener las primeras noticias. Yo estaba con sus hermanos en casa esperando cuando ya por fin mi mujer me dijo que el pediatra de guardia del Hospital de Segovia, que había actuado rápida y eficazmente (el doctor Pablo del Villar al que estaremos siempre agradecidos), mandó hacerle una analítica en previsión de una infección ósea y esta había dado algo extraño.
Rápidamente se comunicó con el servicio de hematología del Hospital del Niño Jesús de Madrid y, finalmente, todo cobraba sentido y nuestra vida estaba a punto de dar un giro de 180 grados.
Se trataba, aun presuntamente pero con un 99% de posibilidades, de leucemia y el equipo que le había atendido en el Hospital General de Segovia ya lo había preparado todo para que una ambulancia lo llevara al Hospital del Niño Jesús esa misma tarde del domingo 8 de marzo.
A partir de aquí, “bienvenidos al mundo oncológico infantil”, un mundo que todos conocemos gracias a fundaciones como la Fundación Josep Carreras u otras como Aladina o Asion y los videos de Macaco para el hospital Sant Joan de Déu, pero detrás del que están también los voluntarios de otras como Theodora con sus payasos, Juegaterapia y sus juegos y tantas otras que me dejo y a las que nunca podremos agradecer suficientemente su labor.
En este “nuevo mundo”, el oncólogo, ese especialista con el que ninguno queremos tener relación, pasa a formar parte de tu vida, casi de tu familia, comienza a ser habitual un “argot” que jamás habías utilizado y los blastos, leucocitos, plaquetas, etc. pasan a ser algo habitual en tu día a día, ni que decir tiene que este paso, a pesar de ser duro, se da fácilmente cuando te encuentras con unos profesionales, médicas/os, enfermeras/os, celadores, limpiadoras/es, todos, absolutamente TODOS de una talla humana y profesional tan inmensa como la que nosotros hemos encontrado en el Hospital del Niño Jesus pero que estoy seguro es común al resto de centros, GRACIAS.
Ahora ya estamos metidos de lleno en esta guerra a la que, por supuesto, VENCEREMOS y con un enemigo que ya tiene nombre, se trata de leucemia linfoblástica aguda tipo B, de riesgo medio. Una guerra de la que, a pesar de lo dura y grave que es, estamos sacando un montón de cosas positivas, nuestros valores, prioridades e incluso la forma de encarar cada día ha cambiado mucho y a mejor.
Podemos decir que estamos profundamente orgullosos y agradecidos de nuestro entorno, hijos (Aitor y Cayetana), familia, amigos, conocidos, personas que ni siquiera conocemos…En fin, tanta y tanta gente que nos está apoyando de mil formas: el colegio de Álvaro, con mención especial a su profe Ana y sus compas, y a todos los que día a día preguntan y se preocupan por él porque, gracias a todos ellos, estamos contribuyendo a dar un poco la vuelta a lo que todos los días vemos, a hacer aflorar el amor, ternura, amistad, compromiso, en resumen, como dijo un amigo, “HUMANIDAD".
No tenemos palabras ni vida para dar las gracias a todos por todo y el colofón está siendo ver como gracias a nuestro peque y a Jesús Rodríguez -un amigo a quién nos unió el destino en el metro de París allá por 2011 yendo hacia la salida del Maratón-, quién está dando una lección de esperanza y solidaridad aportando muchos granitos de arena para la investigación de la leucemia y, por tanto, hacia la supervivencia de tantos y tantos enfermos en el mundo.
Tened por seguro que los buenos actos siempre redundan en nosotros mismos de una u otra forma.
El Seis Doble | Fundación Josep Carreras