En un barrio de Madrid se alquilan balcones para que los más pobres duerman por 50 euros
Aporofobia, o cómo no se nos cae la cara de vergüenza
La Fundación del Español Urgente (Fundéu) ha elegido la palabra del año 2017. Para alcanzar este galardón debe cumplir varios requisitos. Que hayan estado presentes en el debate social y en los medios de comunicación y que ofrezca interés desde el punto de vista lingüístico. De esta forma, la palabra del año es Aporofobia. Fobia a las personas pobres o desfavorecidas. Fue acuñada hace más de veinte años por la filósofa y catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, Adela Cortina. Señala esa diferencia entre rechazo a los extranjeros, como es xenofobia, y a los pobres, los inmigrantes, los refugiados... puesto que los millones de turistas que nos visitan cada año no nos producen ese rechazo. Ni por supuesto las rutilantes estrellas del balompié, aunque luego no paguen sus impuestos.
Esta semana hemos conocido que en el madrileño distrito de Villa de Vallecas, en el barrio de Santa Eugenia, se alquilan balcones para que los más pobres duerman por 50 euros. Y, si el balcón es cerrado, el precio sube unos 20 euros más. Eso sí, con derecho a usar el baño y la cocina. Hay incluso menores durmiendo en estas condiciones. En algunos casos, el espacio es tan exiguo que duermen sentados. ¿Se imagina usted estar en su cama calentito, mientras hay alguien en su balcón, a la intemperie, muriéndose de frío, y encima cobrarle por ello? ¿Podría conciliar el sueño? Hay gente que sí. Ha tenido que ser el párroco de San Juan de Dios, Gonzalo Ruipérez, quien lo haya denunciado ante la excesiva demanda de mantas. Afortunadamente, sentimos rechazo hacia los pobres. Cuando hay otras fobias se combate hasta la extenuación, en el caso de los pobres, la cosa cambia.
No sé qué es peor. Si el desconocimiento de esta situación por parte de los Servicios Sociales, o su inacción. Sea como fuere, es bochornoso. Intolerable. Alguien debería dar una solución inmediata, o irse a su casa. Que las luces de Navidad no le confundan. Que el despilfarro de estas fechas no le engañe. Hay pobres, hay parias en nuestro país, en nuestras ciudades y en nuestros barrios. Y no los queremos ver, porque en el fondo nos denuncian. Nos están diciendo muy claramente que somos unos egoístas y que no nos importan. Preferimos vivir ajenos a ellos. ¿Será esto la aporofobia? ¿Y si en lugar de sentir rechazo, probamos a avergonzarnos de que siga habiendo pobres?
* Diego Gafo es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Diego Gafo es autor del blog "Las cosas de DIEGVS".
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