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Averiguan por qué las serpientes despiertan un miedo ancestral
El cerebro tiene neuronas especializadas que detectan a estos reptiles más rápido que a otros animales, según un estudio
Entre los miedos a los animales, las serpientes se llevan la palma. Es más, tenemos un “sexto sentido” para detectarlas que compartimos con el resto de los primates, o mejor dicho, unas neuronas especializadas en reconocerlas con mayor rapidez que cualquier otro estímulo, según explican Lynne Isbell y otros colegas en el último de PNAS.
Estudios previos habían demostrado que incluso los niños de tres años, que no tienen ninguna experiencia sobre estos reptiles, son capaces de detectarlas con gran rapidez, mayor que a cualquier otro objeto amenazante. Se trata de una respuesta ancestral, que aseguran los expertos, ha debido quedar grabada en nuestro código genético. Este tema ha sido objeto de estudio desde la psicología, antropología, primatología o incluso la filosofía. Sin embargo, las aportaciones de la neurociencia han sido escasas y los mecanismos neurobiológicos que hacen posible ese modo de respuesta, del que podría depender nuestra vida, no se conocen apenas.
Sin embargo todos hemos experimentado en alguna ocasión la alarma inmediata que suscita la imagen de uno de estos reptiles o incluso las formas que nos los recuerdan. Imagine que pasea por el campo y descubre una serpiente o simplemente una cuerda enrollada que a primera vista se puede confundir con el reptil. La primera reacción es apartarnos rápidamente. Es cuestión de segundos, pero es vital. El neurocientífico Joseph Ledoux, autor del cerebro emocional, explica que esta respuesta de emergencia parte del tálamo, una estructura del cerebro que se encarga de recibir la información que procede de los sentidos, a excepción del olfato, y procesarla de forma muy rudimentaria.
Después, esta información poco detallada se envía a la amígdala, donde se guarda guardan recuerdos emocionales relevantes, como el miedo a una serpiente. A la amígdala le basta la “visión” borrosa del reptil o cualquier forma que se le asemeje para poner en marcha una reacción de huída. Esta transmisión de información visual rápida, aunque poco precisa, permite al cerebro responder ante un posible peligro incluso antes de que seamos plenamente conscientes de él, lo que ocurre cuando la información llega a la corteza cerebral.
Paralelamente, el tálamo envía la misma información a la corteza cerebral, que se toma su tiempo para procesar la información que recibe y formar una imagen detallada que nos permita distinguir si lo que estamos viendo es o no una serpiente. En caso afirmativo, refuerza la respuesta de la amígdala, incrementando el ritmo cardiaco, la presión sanguínea y la contracción muscular, para asegurar la huída. Leer noticia completa en abc.es.
El Sis Doble no corregeix els escrits que rep. La reproducció d'aquest text és literal; fidel a les paraules, redacció , ortografia i sentit de l'autor/s
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