Carolina Latorre, de Alginet, coordina un proyecto educativo en Burkina Faso
Entrevista a Carolina Latorre y Lucila Aragó, que han ayudado en su escolarización a más de 2.000 mujeres y niñas en África
Entrevista a Carolina Latorre y Lucila Aragó
Un proyecto de apoyo a la escolarización de niñas en Burkina Faso, llevado a cabo por la Universitat de València, dentro del marco del Programa de Cooperación Internacional 0,7 Una Nau de Solidaritat, ha beneficiado a más de 2.000 personas. El objetivo, que era formar en educación social, financiera y medioambiental a estudiantes y niñas desescolarizadas en el medio rural, no solo se ha logrado, sino que la iniciativa se presenta con carácter de continuidad. Burkina Faso es uno de los países más pobres, no ya de África, sino del mundo. Según la ONGD Intervida, solo el 16% de las niñas llega hasta la secundaria, una cifra que deja los niveles de alfabetismo femenino en un estado realmente crítico. El acceso al sistema educativo, rezagado debido a importantes problemas estructurales y culturales, ni siquiera es igual para ambos sexos, sino que las mujeres se llevan la peor parte.
En un contexto de pobreza extrema, al que se debe la principal causa de abandono de la escuela, junto con costumbres y hábitos lejos de favorecer el desarrollo educativo, social y económico de la mujer, esta queda relegada, desde niña, a labores domésticas. Matrimonios forzosos y embarazos precoces son otras de las causas que llevan a las familias a sacar a sus hijas del colegio. La provincia de Poni/Gaoua, en Burkina Faso, sufre esta situación y se ha convertido en el principal foco de actuación de la ONGD Association pour la Promotion Féminine de Gaoua (APFG), junto con la que la Universitat de València lidera, desde el año 2009, un proyecto de apoyo a la escolarización y la permanencia en la escuela, especialmente, de las niñas, que estimule su propia responsabilidad. La ONGD local afirma que “es necesaria una labor constante para sensibilizar a la población para que asuma que la formación es el único camino para mejorar las condiciones de vida”. Se trata de otorgar las herramientas precisas, especialmente a las madres, para que adquieran formación y capacidad para desempeñar actividades productivas y, así, mantener a las niñas en la escuela al mismo tiempo que sacan adelante a la familia.
La Association pour la Promotion Féminine de Gaoua trabaja desde hace veinte años en esta zona rural de Burkina Faso. Su finalidad es mejorar las condiciones socioeconómicas y culturales de las mujeres del país, especialmente de la provincia de Poni y la región de Gaoua. Así, sus actividades pretenden potenciar el desarrollo y el empoderamiento de la mujer rural.
Formación, teatro y la construcción de una escuela
El proyecto atiende a distintos aspectos de la formación que requerían de una cobertura, tal y como ha sido detectado por la APFG. Por un lado, se ha formado y capacitado a las madres de los diferentes poblados para que, a su vez y como representantes de la asociación, trasladen esa misma formación a las mujeres del entorno para concienciar a las familias de la importancia de que sus hijas asistan con regularidad a la escuela.
Por otro lado, se han creado nuevos grupos de teatro (el teatro fórum es la fórmula utilizada por la asociación para sensibilizar a la población sobre los temas que se abordan, como la ablación, el tráfico de menores, los matrimonios precoces, la planificación familiar, el sida, la higiene, etcétera). Según explica la responsable del proyecto, Carolina Latorre, técnica de la Facultat de Magisteri de la Universitat de València, “el teatro fórum es una herramienta fundamental para la sensibilización y la formación en los pequeños hogares y las poblaciones rurales”. De esta manera, se ha formado al alumnado de 14 escuelas en materias, como derechos y deberes, control del gasto y economía, planificación y elaboración de presupuestos para su desarrollo futuro, y medio ambiente. Por último, se ha puesto en marcha una escuela no formal para niñas que no han sido escolarizadas con la que se les posibilita una formación profesional a la que jamás tuvieron acceso.
Los datos en la provincia de Poni correspondientes al curso 2012-2013, según el Ministerio de Educación y de Alfabetización de Burkina Faso, sitúan la tasa de escolarización de niñas y niños de 6 a 11 años en el 67,7%. A partir de esta edad, solo continúa los estudios el 8,7%, y de los 12 años a los 15, la tasa desciende al 0,85%. “En Burkina Faso existe la escolarización obligatoria desde el año 2007, pero únicamente es una declaración de intenciones, ya que la pobreza del país y el bajísimo grado de alfabetización continúan siendo el principal obstáculo para que la escolarización sea una realidad”, apunta Carolina Latorre. La responsable del proyecto de la Universitat de València admite, no obstante, que desde entonces hasta ahora “la tasa de escolarización del país va en aumento, aunque sigue habiendo muchos abandonos y es aquí donde la AFPG realiza su trabajo de sensibilización y formación”.
Así pues, con este proyecto y la actuación en 14 escuelas de Gaoua han recibido formación específica 133 alumnas y alumnos, 25 estudiantes han participado en el teatro fórum y se ha capacitado a 40 madres formadoras de la zona. Estas cifras, según señala la AFPG, han hecho posible que la divulgación del mensaje alcance a más de 2.000 personas si a estas se les suman los 1.500 asistentes a las representaciones teatrales de las poblaciones de Hello, Boukéo Birifor, Boulera, Toura, Kilimpi, Konka, Brambèra, Gbakono, Boukéo Lobi y Bondo.
La educación se convierte así en la clave del progreso de la mujer rural, a quien el mundo le dedica un día del año, el 15 de octubre, tal y como fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2007. De este modo, la ONU reconoce “la función y contribución decisivas de la mujer rural, incluida la mujer indígena, en la promoción del desarrollo agrícola y rural, la mejora de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza rural”, esta última, de carácter extremo en Burkina Faso.
No sorprende, pues, que uno de los premios Nobel de la Paz de este año sea para la lucha por el derecho a la educación de las niñas en todo el mundo que abandera Malala Yousafzai, joven activista de origen paquistaní que venció al horror talibán. “La educación es la vía para el desarrollo integral del ser humano, porque nos hace libres y librepensadores, nos hace críticos; mientras que la falta de cultura y el analfabetismo suponen el triunfo de la manipulación y el abuso impune de los gobiernos corruptos”, sostiene Latorre. Por este motivo, la responsable de la Universitat de València asegura sentirse “feliz” ante los resultados del proyecto en Burkina Faso y concluye: “La colaboración de la Universitat de València hace posible que la asociación APFG, entidad que con su actuación está cambiando la vida de mujeres y niñas en la provincia de Poni, tenga un espacio donde poder desarrollar su labor, un centro que se está convirtiendo en referente para la zona y donde muchas niñas, que solo podían trabajar y tener hijos, conocerán sus derechos como personas, se alfabetizarán, se formarán en un oficio, podrán tener una vida digna y serán la semilla del cambio de la sociedad en la que viven”.
El marco del proyecto de apoyo a la escolarización en Burkina Faso es el Programa 0,7 Una Nau de Solidaritat, de la Universitat de València, a través del Vicerrectorado de Internacionalización y Cooperación. Este programa está gestionado por la Comisión 0,7, creada en el año 1995 con la misión de establecer las líneas generales de actuación en materia de cooperación al desarrollo de la Universitat de València; distribuir el presupuesto 0’7 -que se obtiene del 0’7% del presupuesto de la Universitat, así como con carácter voluntario del 0’7% de las nóminas de su personal y de las tasas de matrícula de sus estudiantes- entre los diversos programas de cooperación; controlar y supervisar este presupuesto; y preparar y resolver convocatorias de proyectos propios de cooperación.
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