Comer sangre de vaca seca y tostada
Nyakaka y su hijo no tienen nada que comer. Como él, unos 50.000 niños podrían morir antes de que finalice el año
Al lado de la casa de Nyakaka Wal, en la zona rural de Sudán del Sur, un campo de plantas de maíz de bastante altura crece densamente bajo el sol y las frecuentes tormentas, como una promesa de los alimentos que tanto se necesitan. Pero el maíz está madurando demasiado despacio para Nyakaka y sus hijos. Para la cosecha quedan, al menos, otras seis semanas. Mientras llega el momento, su familia y ella luchan en los márgenes de la supervivencia, comiendo sólo plantas silvestres arrancadas del suelo, o sangre de vaca seca y tostada.
Más de 3,9 millones de personas, incluyendo casi un millón de niños,están al borde la hambruna en Sudán del Sur, donde el conflicto que estalló a finales de 2013 obligó a la gente a huir de sus casas y campos. Eso significa que la siembra se retrasó y la comida almacenada para tiempos de vacas flacas fue saqueada. UNICEF calcula que 50.000 niños podrían morir antes de que finalice el año si el mundo no logra reforzar la financiación para esta crisis.
"No hay nada para comer, nada", dice Nyakaka, abriendo la puerta de madera de su casa de barro para enseñar el lugar vacío donde, habitualmente, se almacenan sacos de maíz. "Para conseguir algo, tengo que caminar tres días hasta el mercado más cercano, donde quizás pueda vender una cabra o una vaca. Tenemos algunos animales, pero venderlos es terrible porque el precio es tan malo ahora… Pero no tenemos elección".
Incluso la medida desesperada de vender el ganado —el equivalente a vaciar la cuenta de ahorros— no es suficiente. Mañana y tarde, Nyakaka y su hija de ocho años, Nyaboth, se unen a sus vecinos de rodillas para arrancar puñados de una planta de hoja pequeña conocida en nuer, el idioma local, como woor, que crece silvestre en Kiech Kuon, la aldea de Nyakaka.
Se hierve a fuego lento durante más de una hora y, después, se deja enfriar. El resultado es un lodo verde amargo, que es todo lo que Nyakaka puede ofrecer a Nyaboth como la comida de la familia cada día. Va acompañada de pequeñas y duras bolitas de sangre de vaca seca, que parecen diminutas piedras de grava y tienen un sabor metálico y amargo.
En otros lugares de los tres Estados de Sudán del Sur más afectados por la guerra —Alto Nilo, donde Nyakaka vive, Unidad y Jongle— otras familias sobreviven sólo con la leche de sus vacas, el pescado capturado en los pantanos o las hojas de nenúfares que flotan allí.
"Nada de esto se acerca a la cantidad de nutrientes o energía que necesitan un niño o una mujer embarazada o en periodo de lactancia", cuenta Angela Kangori, especialista de UNICEF en nutrición, que ha estado en Kiech Kuon. "Hay una grave crisis de desnutrición en muchas partes del país, y puedes comprobar por qué cuando te das cuenta de lo que la gente, especialmente los niños, tienen para comer", señala.
Muchas personas que viven en las zonas más afectadas ya han caído en la situación desesperada que se conoce oficialmente como el nivel que precede a una hambruna: la cuarta fase de la clasificación internacional de inseguridad alimentaria. Leer noticia completa y ver hilo de debate en elpais.com.
-
0ComentarisImprimir Enviar a un amic
-
Notícies similars
-
En el Parlamento, si tienen valor, deberían mirarnos a los ojos a los dependientes
Hi ha 0 comentaris / Llegir més
-
“Mi hijo ha mejorado mucho con estos talleres: ahora él solo puede comer e ir al servicio”
Hi ha 0 comentaris / Llegir més
-
La labor de las Escuelas Puente como Naya Nagar choca con la voluntad de los padres que prefieren que sus hijo...
Hi ha 1 comentaris / Llegir més