Ya está a la venta el libro 'Condenados a aprender', el tercer libro que escribo y el segundo que publico.
Éste, a diferencia del anterior (No quiero ir a la escuela) no es una novela, sino un ensayo. La temática gira sobre el mismo ámbito, la educación, aunque en esta ocasión de forma algo más crítica. Mientras que 'No quiero ir a la escuela' busca simplemente dar a conocer otra opción educativa, 'Condenados a aprender' cuestiona frontalmente la conveniencia de obligar a los niños y niñas a aprender.
Este cuestionamiento no se limita sólo al aspecto estrictamente educativo, sobre si es una buena estrategia de aprendizaje o no. También plantea la posibilidad de que este aprendizaje forzado limite la adquisición de otros conocimientos. Y aún más allá. ¿Es posible que un aprendizaje a la fuerza pueda desencadenar problemas y trastornos de aprendizaje y de conducta.
'Condenados a aprender' es un libro muy importante para mí. Me ha permitido poner en orden y conectar la cacofonía caótica de ideas que pululaban en mi cabeza. Son muchas las cuestiones que se plantean en el texto, demasiadas para un libro de esta extensión, por lo que muchos puntos son tratados de forma muy superficial, o simplemente mencionados. La bibliografía puede ayudar a completar estos puntos.
Esta es una obra muy personal, que plantea más preguntas de las que responde, pero que también presenta una exposición coherente y ordenada desde diferentes perspectivas, como la neurobiología o la psicología humanista, de las consecuencias que cabe esperar de los diferentes planteamientos educativos.
El aprendizaje a la fuerza, ¿no estará impidiendo o dificultando un aprendizaje real y natural?
Las leyes de nuestra sociedad establecen la escolarización obligatoria de todos los niños y niñas entre los 6 y los 16 años. Esta obligación se establece sobre la base de las innegables ventajas que una buena educación proporciona a las personas. Por este motivo, las administraciones son especialmente celosas en el cumplimiento de esta norma. Niños y niñas deben asistir sí o sí a estos establecimientos escolares, con independencia de sus circunstancias personales y de sus deseos y preferencias.
De esta forma, la escolarización obligatoria se convierte de facto en bastantes casos en un aprendizaje a la fuerza. Pero, ¿es posible aprender a la fuerza? ¿qué aprendizaje se produce? ¿es conveniente este aprendizaje? ¿es eficiente? El aprendizaje a la fuerza, ¿no estará impidiendo o dificultando un aprendizaje real y natural?
Y más allá de estas consideraciones sobre el mero aprendizaje. ¿Qué efectos sobre la salud y el desarrollo del niño tiene esta obligatoriedad educativa?
Manel Moles
* Manel Moles es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Manel Moles es autor del blog "tecnoschooling.net".