Hernández Coronado fue muchas cosas en la vida, hasta árbitro. También seleccionador nacional, y promotor de una iniciativa de importancia, sobre todo en estos tiempos: tras el comienzo de la Guerra Civil el Real Madrid, de su mano, pidió jugar la Liga Catalana de Fútbol al estar el campeonato suspendido en la capital. Llegó a instalarse la plantilla en una casona de El Masnou y esperó la aprobación de los clubes (Barcelona, Espanyol, Sabadell, Gerona, Granollers y Badalona), que fue general salvo la del Barcelona. La prensa local -qué tiempos- criticó con dureza al Barça, pero no hubo modo de levantar el veto: el Madrid cogió sus cosas y se despidió de Cataluña.
Hernández Coronado era entonces secretario general del Madrid. Hernández Coronado fue todo en el club, desde su portero hasta su directivo, y también fue escritor, autor en 1955 de un libro, Las cosas del fútbol, que publicó la editorial Plenitud y que ha envejecido como Benjamin Button. En él desglosa el fútbol a la manera que haría Juan Tallón, más de medio siglo después, en su Manual. Por capítulos sencillos, Hernández Coronado explica y se explica muchas teorías además de dinamitar cuestiones pendientes, como las peñas, a las que no compara con los cánceres del club «pero pueden llegar a serlo»; los periodistas, que como no pueden conseguir goles para su equipo se dedican a fabricarle victorias morales; y los entrenadores que «cada vez se volvieron más técnicos, cada vez se les dio más importancia y cada vez ganaron más dinero: en vista de ello, decidimos fabricarlos en Burgos».
Al libro de Hernández Coronado le sucede como a los tuits de Van Palomaain: que la realidad se actualiza en función de ellos. Sobre la matraca de los presupuestos: «Es curioso observar el candor con que la gente cree que los que cobran más deben ganar siempre a los que cobran menos. Ese valor decisivo que suponen al dinero demuestra hasta qué punto es deficiente su categoría moral y está arraigado en ellos el mito hedonístico». Sobre los ejemplos de los futbolistas: «No hay que propagar que el deporte sirve para adecuar la juventud a la vida de campaña, porque estamos perdidos; lo atrayente del deporte (...) es que no sirve absolutamente para nada». El fútbol servir claro que sirve, dice, pero sin conocerlo. El autor de este artículo en Manuel Jabois. Leer noticia completa y ver hilo de debate en
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