Cuando todos se van | Relato literario de Eva Borondo
Lunes, 2 de mayo de 2016 | e6d.es
• Volvió a la playa, se sentó en un banco de cuero negro y mojó sus tobillos dorados en el mar de la orilla
Al andar por la orilla las conchas rotas y la arena mojada se le iban pegando a los pies y el agua fría de la tarde mojaba sus tobillos dorados. El sol, gordo y anaranjado, remojaba su barriga allá al fondo y vigilaba el momento en que todos los turistas abandonaran la playa. Los visitantes iban saliendo uno a uno de la sala C de la galería de exposiciones temporales. En el atardecer de ese cuadro del mar las olas dejaron de reflejar la luz artificial de otro sol más potente, que apagó la mano de una mujer que guardaba la seguridad del museo. Los pies de la mujer volvieron a su calzado duro y negro para pulsar los dispositivos de alerta y fue al baño. Mojó su cara y su nuca con agua del grifo. Estaba mareada del ir y venir de la gente, de las mismas preguntas y su vista estaba cansada por el ajetreo de la tarde. Volvió a la playa, se sentó en un banco de cuero negro y, mirando al cuadro, mojó sus tobillos dorados en el mar de la orilla mientras las conchas rotas y la arena, le hacían cosquillas en la planta de sus pies.