De cada gramo de cocaína que se vende, 7,5 euros van a la 'narcoyihad'
Sábado, 6 de diciembre de 2014 | e6d.es
• La ruta de la droga por el Sahel deja un 15% de comisión a contrabandistas de Al Qaeda
Ramón va a celebrar, en compañía de dos amigos, una despedida de soltero en Madrid y ha comprado por 50 euros un gramo de cocaína a un camello de la capital. Este gramo, si se pagara al productor en Colombia, costaría 50 céntimos. O tres euros en las calles de Bogotá, Caracas o Ciudad Juárez. Pero aquí se multiplicará por 100 porque por el camino habrá que pagar viajes transatlánticos, militares sin escrúpulos, agentes de aduanas, a los clanes encargados del menudeo en España y, sobre todo, a los narcoyihadistas del Sahel, el eslabón esencial de esta nueva y rentable ruta de la cocaína.
Ramón y sus amigos ignoran que al menos un 15% de esos 50 euros que han pagado (aproximadamente unos 7,5 euros) van a los bolsillos de las redes criminales que expanden su yihad por todo el norte de África. Según revela un informe de Naciones Unidas, el paso del Sahel deja una jugosa comisión a estos grupos de narcoyihadistas, lo que encarece el kilo de cocaína de los 12.000 euros (cuando llega a África del Oeste) hasta los 20.000 euros (en la costa de Marruecos, Argelia o Libia, preparada para cruzar el Mediterráneo). Cuando el paquete alcance Madrid, varias veces cortado con harina, yeso, paracetamol y otras sustancias, tendrá un precio final cercano a los 50.000 euros.
La Autopista 10 La acción policial ha cambiado los hábitos de los cárteles y les ha obligado a probar otras rutas hacia Europa. Descartada Galicia como puerto de entrada, hoy casi toda la cocaína pasa por la conocida como Autopista 10, que no es otra cosa que una línea en el mapa: el paralelo 10, que va desde Colombia hasta las costas de África Occidental. Países fallidos como Sierra Leona, Mauritania o Liberia son los preferidos de los señores de la droga colombianos y mexicanos, ya que sus autoridades son fácilmente corrompibles. Fuentes policiales españolas ya hablan de la ruta del Sahel como la «principal puerta de entrada de cocaína en España».
Pero entre todos los países destaca Guinea-Bissau, un auténtico narcoestado que sirve, según Naciones Unidas, como almacén y lanzadera de la droga gracias a su caprichosa geografía: con más de 100 islas y 21 de ellas con aeródromos, es el lugar ideal para el desembarco impune de grandes envíos de droga, ya sea por mar o por aire. En una de esas islas fue visto recientemente el legendario Moktar Belmoktar, alias El Tuerto o Míster Marlboro, dado por muerto varias veces en su vida, el gran contrabandista y narcoyihadista del Sahel.
La agencia antidroga estadounidense (DEA) tiene constancia de varias reuniones desde 2010 entre los miembros de Al Qaeda en el Magreb Islámico y enviados de las FARC colombianas en distintos lugares del norte de África para pactar precios y comisiones. Una de ellas, según asegura el informe de la agente Daria Lupacchino, tuvo lugar en Melilla.
'Air Cocaine' en el Sahel Los miembros de estos grupos criminales se han envuelto en la bandera negra de Al Qaeda para justificar sus actividades, censuradas por el Corán, como parte necesaria de la guerra santa, pero, como sostiene Beatriz Mesa, autora de La falsa yihad, «el salafismo no es más que un barniz religioso para conseguir el apoyo de los imanes radicales de la zona y ganarse el respeto de las tribus locales, con cuyas hijas han ido casando a sus líderes». Para Jesús Díez Alcalde, del Instituto de Estudios Estratégicos, «Al Qaeda en el Magreb Islámico, Ansar Dine o Mujao son más peligrosos por sus actividades criminales, incluyendo el lucrativo secuestro de occidentales, que por su supuesto yihadismo».
África del Oeste es el área ideal para poner en práctica, en estos tiempos de gran competencia, una táctica rentable desde el punto de vista empresarial: permite dividir los envíos de droga en muchos puntos. África funciona como almacén de la droga para optimizar los envíos.
Con esa atomización se minimiza el riesgo de perder la carga entera de una sola vez. Los narcos han aprendido de sus propios errores: en los 90, un cártel colombiano compró un avión Antonov, el gigante ruso de los cielos, para trasladar un envío de muchas toneladas de cocaína, pero el aparato se estrelló y el cártel acabó quebrando, igual que una empresa endeudada. Por otro lado, la droga que se envía en el estómago de los muleros en los llamados vuelos calientes, como el que antaño se llamaba "BBC" entre la Policía (Bogotá-Barajas-Carabanchel), es testimonial comparada con el de los viajes transatlánticos.
Los narcoyihadistas, que controlan un gran triángulo de tierra de nadie entre el norte de Mali y Níger, el sur de Libia y Argelia y el este de Mauritania, llevan la droga por carretera hasta esos puntos desde las islas de Guinea Bissau, Senegal o Mauritania o usan directamente pistas de arena en el desierto para que aterricen aviones cargados con cocaína desde el otro lado del Atlántico y sin radares, para no ser detectados. Leer noticia completa en elmundo.es,