Amancio Ortega ha sido noticia por partida doble esta semana. Por un lado, y comenzando por orden cronológico, el empresario ha donado 17 millones de euros al Servizo Galego de Saúde para equipar la sanidad pública gallega. De esta forma dotará a los centros sanitarios de mamógrafos digitales y equipos de radioterapia de última generación. No es la primera vez que el señor Ortega hace donaciones a instituciones. Hace pocos años donó 40 millones de euros a Cáritas, también ha colaborado con una ONG y con el Banco de Alimentos, aparte de varios proyectos.
La otra razón por la que es noticia es porque, según la revista Forbes, se convirtió, durante unas horas, en el hombre más rico del mundo, superando a Bill Gates. La fortuna de Amancio Ortega alcanza casi los 80 000 millones de dólares. Hay quien afirma que la razón de tanta riqueza se debe a técnicas empresariales basadas en la explotación laboral y que incluso rozan la esclavitud. También se afirma que no paga impuestos y que tiene varias SICAV... El gran Quino, creador de Mafalda, utiliza una frase magistral para describir la riqueza, fácilmente aplicable quizá a este caso: Nadie puede amasar una fortuna sin hacer harina a los demás. No sé si se puede describir mejor.
Hay mucho que criticar a Amancio Ortega. No seré yo quien defienda al empresario, pero seamos justos por una vez. Soy consciente de que el deporte nacional es la envidia, y por ende, las críticas. Son curiosas aquellas de quienes opinan que dona poco dinero o que lo hace a instituciones de claro carácter cristiano. ¿Debe pues Amancio Ortega consultar qué hacer con su dinero? ¿Cuánto dinero donan estos críticos a causas justas? Por supuesto es mucho más sencillo crear hashtag divertidos y ofensivos. Lo difícil es dar dinero. Otros, sin embargo, critican que evade sus impuestos —cosa que habría que demostrar—. Estos críticos ¿son los mismos que aplaudían a aquel futbolista argentino acusado de defraudar a Hacienda? Otra pregunta ¿por qué quienes crucifican al señor Ortega simpatizan con Steve Jobs, o con el propio Bill Gates? Lo más triste es que si Amancio Ortega no fuera español, en España sería considerado un ejemplo. Nadie es profeta en su tierra.
Diego Gafo
* Diego Gafo es colaborador de El Seis Doble. Su espacio, aquí.
* Diego Gafo es autor del blog "Las cosas de DIEGVS".
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